SANTIAGO.  Por segunda vez y después de cuatro años, la abandera de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet se convierte nuevamente en presidenta de Chile, tras vencer este domingo en una segunda vuelta a la candidata oficialista Evelyn Matthei con 62.2% de los votos frente a los 37.8% que consiguió Matthei, en unas elecciones marcadas por el alto porcentaje de abstención entre los votantes. Así lo informó el Servicio Electoral chileno (Servel), con el 98% de las mesas escrutadas.

 

Una hora después del cierre de las mesas de votación -a las 18 horas-, y con el recuento cerca del 50%, Matthei reconoció su derrota frente a los periodistas que la aguardaban en la puerta de su casa. “Ya está claro, ella ganó. Y la felicitaremos. Después la iré a visitar como corresponde personalmente”, dijo.

 

Bachelet, una pediatra de 62 años que se convirtió en la primera mujer chilena en alcanzar la presidencia del país en 2006, volvió a hacer historia este domingo al ser reelegida para ocupar el sillón presidencial por los próximos cuatro años a partir del 11 de marzo de 201, marcando el retorno de la centroizquierda al poder, tras el único gobierno de derecha en 20 años de democracia.

 

Baja participación

 

Junto con los resultados, el otro protagonista de la jornada de este domingo en Chile fue la abstención, según se observaba tras el cierre de los colegios electorales, que durante diez horas estuvieron recibiendo escasas cantidades de votantes.

 

. De los poco más de 13 millones 500 mil electores que integran el padrón electoral, a las urnas de la segunda vuelta acudieron 5.2 millones de ciudadanos, un 40%. La abstención más elevada de la historia democrática chilena.

 

La alta abstención llevó a varios dirigentes políticos a cuestionar la inscripción automática y el voto voluntario, que se emplearon por tercera vez en la jornada de ayer.

 

El mandato de Bachelet

 

 

Bachelet tendrá un duro mandato por delante ya que varias de sus propuestas exigen mayorías en el Parlamento de las que carece.

 

Entre sus propuestas programáticas defiende la educación pública y gratuita para los ciudadanos de bajos ingresos y una reforma tributaria que permitiría recaudar unos ocho mil 200 millones de dólares, dinero que sería destinado a reformar la enseñanza, con énfasis en la calidad y la gratuidad.

 

Para generar los ingresos que permitan llevar adelante esos planes y otras políticas sociales prioritarias, como salud y pensiones, anunció el impulso de una reforma tributaria, que no solo permitirá recaudar más, sino también tener más equidad en el pago de los impuestos.

 

La reforma tributaria anunciada por Bachelet incluye aumentar gradualmente de un 20 por ciento a un 25 por ciento los impuestos a las empresas, mientras que el techo de los gravámenes a las personas bajaría de 40% a 35%.

 

También es partidaria de una nueva Constitución, que ponga fin a la actual Carta Magna, heredada de la dictadura Pinochet.

 

El fuerte respaldo del electorado es un aliciente para Bachelet, que deberá demostrar cintura para tejer alianzas con la oposición y lidiar con varios frentes abiertos para la política doméstica y exterior de Chile.

 

El error de Piñera y otras perlitas

 

La jornada electoral de ayer estuvo marcada por anécdotas, como la que se vivió en la en la Isla Robinson Crusoe del archipiélago Juan Fernández, en el Pacífico, ya que cuando los vocales de mesa iban a iniciar su trabajo no encontraron las papeletas de sufragio.y tuvieron que pedirlas a otra cercana.

 

Pero fue el todavía presidente, Sebastián Piñera, quien protagonizó la anécdota más comentada, cuando muy sonriente, fue a depositar su voto en un colegio del centro de Santiago, el presidente de mesa le advirtió que había doblado mal la papeleta y lo mandó de vuelta al cuarto oscuro, en un momento que generó risas propias y ajenas.

 

El asunto no terminó ahí. Según la prensa local, el gobernante después se retiró sin llevarse su cédula de identidad, lo que desató numerosos comentarios y burlas en las redes sociales.

 

Por otro lado, la abstención en esta jornada electoral fue tan alta que los vocales de una mesa situada en la ciudad de Puerto Montt, a 1044 kilómetros al sur de Santiago, decidieron cerrarla por unos 60 minutos para ir a almorzar, algo que naturalmente está prohibido por el Servicio Electoral.