Para ser inmortal hay que morirse a tiempo. Dramático o no, lo cierto es que Miguel Herrera no necesitó pasar a mejor vida para estar a nada de convertirse en inmortal en los recuerdos del pueblo amarillo. Ayer América hizo valer más que nunca aquello de que el campeón vive, y vaya qué vive. Que el fantasma de Tigres lo amenazó en cuartos de final, nada, el Piojo los cazó; que llegó el Diablo, anticristo azulcrema de la Liguillas, exorcista Herrera los extinguió. Fue un claro 2-0 en el Azteca, Aquivaldo Mosquera y Jesús Molina dieron la voltereta al 1-2 de la ida para un global de 3-2 a favor del “amarillo ódiame más”.

 

Lo dice y corrobora Miguel Herrera: Las Águilas están de moda y con ello el camino al bicampeonato que definirán el próximo domingo por la noche en la cancha del Estadio Azteca en el partido de vuelta de la final del Apertura 2013.

 

¿Diablos?, lejos del infierno mexiquense, sucumbieron a la dinámica emplumada. Extrañaron demasiado a Wilson Tiago, porque ni Antonio Ríos, ni Xavier Báez pudieron con ese remolino llamado Juan Carlos Medina en la cintura del terreno.

 

América encontró rápido lo que necesitaba. Apenas 12 minutos habían pasado del inicio del encuentro y Aquivaldo Mosquera ya cantaba el inicio de la remontada. Hoy el futbol es amarillo. El cómo es una circunstancia, un detalle en el camino a ese bicampeonato, ya no buscado, sino obsesión de Miguel Herrera, para llegar a su lugar en el Tri, el próximo 16 de diciembre como un todopoderoso redentor del futbol mexicano, y cómo no, si llegó a las Águilas hace dos años, primero, para sacarlos de una malaria de casi ocho sin ser campeón, segundo, porque está en la antesala del primer bicampeonato de los amarillos en torneos cortos, y tercero, por esa forma de irrumpir en el Tri, como salvador de la causa mundialista, en la cual intentará hacer historia, de la misma que lleva hecha hasta ahora en la Liga local.

 

Y es que en este América el sentimiento del absurdo hace tiempo que se desprendió del cuerpo de sus jugadores. Dramatismo, ninguno, Moisés Muñoz fue tan salvador como Talavera en el primer lapso, y el tanto de Molina al 84 hace parecer que entre los azulcremas todo es una simple anécdota incapaz de superar lo que hace seis meses lograron los emplumados ante un Cruz Azul que ya se hacía triunfador en la final, el resto es historia conocida.

 

Lo de ayer no fue poca cosa. El Azteca, si bien no a reventar, sí invadido de rojos, entusiastas, seguros de que su víctima, herida por la ida, estaba puesta al desplumadero. Ahí es donde América parece crecer. La fórmula es que la situación parezca lo más complicada posible. Y es que por supuesto que no debe ser sencillo tener en pinzas un partido bravo, ante la ofensiva más letal del torneo, pero el trabajo de Maza, Mosquera y Aldrete secó a Pablo Velázquez con todo y blasones de campeón de goleo.

 

Es la costumbre americanista; vivir atado a la épica o el desastre; pero sobre todo a su técnico, quien parece saber que para ser inmortal entre el pueblo amarillo hay que saber salir del infierno. 

 

“Seguiremos de moda y que nos odien mucho más”

Miguel Herrera

Técnico del América

“Su portero hizo grandes atajadas y el América es un finalista merecido”

Isaac Brizuela

Delantero del Toluca

 

LA GRAN FINAL

 

León                  vs.                  América

Jueves 12/12/2013

 

América                  vs.                  León

Domingo 15/12/2013