Cambios más de forma que de fondo, una estrategia limitada que no alcanza a los máximos líderes criminales, regiones que en apariencia son más seguras frente a otras que se hunden en una espiral de violencia son parte del análisis que realizó Insight Crime a un año de gobierno de Enrique Peña Nieto.

 

En resumen, los cambios en la estrategia anticrimen son sólo cosméticos, califica la organización especializada en el análisis de temas de seguridad, con sede en Washington.

 

La estrategia del gobierno actual, sostiene el análisis, es “en amplios aspectos una continuación” de lo que se venía haciendo con Calderón, pese a que en diciembre del 2012 se anunció que habría modificaciones significativas.

 

“Algunos de esos cambios en efecto se han dado, pero son más cosméticos que reales, y de fondo la política general de usar militares y policías federales para compensar deficiencias en seguridad pública continua tal cual”, indica el organismo.

 

Insight Crime además cuestiona que con excepción de Los Zetas, que ya venían perdiendo líderes desde el 2012, las grandes organizaciones criminales permanecen intactas o aún más fuertes. Destaca el caso del Cártel de Sinaloa,  que parece recibir más presión de células criminales antagónicas que del propio gobierno.

 

“La continua fortaleza del grupo de El Chapo representa uno de los ejemplos más importantes de la continuidad de Calderón a Peña Nieto. También es uno de los más preocupantes, ya que cualquier política criminal que deja al Cártel de Sinaloa intacto parece sufrir de una ambición muy limitada”, sentencia la agencia.

 

Estética y retroceso

 

Uno de los cambios más significativos, señala la organización, es sólo de forma y en el discurso. Aunque los militares y federales siguen sustituyendo a policías locales y hay zonas del país con alta incidencia criminal, la administración de Peña Nieto alejó del discurso oficial el combate a la delincuencia organizada, que fue la “bandera” de su antecesor.

 

“Con Peña la presentación de la política de seguridad es más suave. Los comunicados y presentaciones son mucho menos frecuentes (…) el presidente concentra sus apariciones públicas en otros temas como los económicos, la frecuencia de líderes criminales caídos bajó”, señala Insight Crime.

 

El estudio también hace énfasis en la forma en que se ha desvirtuado el proyecto de la Gendarmería Nacional, una de las banderas de la política de Seguridad de la actual administración.

 

Se trata de un proyecto, explica, que desde el inicio no se entendía porque era mejor idea que la de incrementar el estado de fuerza de la Policía Federal. Aun con ello, el plan se ha venido debilitando al punto de que ahora la Gendarmería no sería más que división con solo 5 mil de los 40 mil que supuestamente tendría.

 

Ajedrez delictivo

 

El tablero delictivo, considera el análisis, ha sufrido algunas modificaciones, sin que se pueda hablar de una mejoría integral. Por un lado se aprecia una disminución en el total de homicidios y el aparente control de la explosión delictiva que se dio en urbes como Ciudad Juárez o Monterrey.

 

Pero por el otro lado, los secuestros ya alcanzan una tasa nacional de 1.5 por 100 mil habitantes, superando los peores registros del sexenio pasado. Guerrero es ahora el estado con el peor balance en homicidios y en Michoacán la situación es “alarmante“, al punto en que civiles han comenzado a tomar las armas.

 

En ese contexto, Insight Crime subraya que el Cártel de Los Caballeros Templarios ha tomado un mayor protagonismo, al tiempo en que se revela que los Beltrán Leyva, grupo que se creía disuelto, continúan operando al menos en Sinaloa, que hay un “aparente” resurgimiento del Cártel del Golfo, y que Joaquín El Chapo Guzmán sigue “intocable”, igual que un año antes.

 

Dato

Los Templarios tienen mayor protagonismo, los Beltrán Leyva continúan operando, hay un “aparente” resurgimiento del Cártel del Golfo, y El Chapo Guzmán sigue “intocable”, afirma el análisis.

 

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