y a lo mejor nos comprendemos luego…

 

Al presidente de México, Enrique Peña Nieto, se le retuercen las tripas por las críticas a su gobierno. Con frecuencia prefiere no leerlas o escucharlas y, acaso, le informan de tal o cual asunto que merece atención en materia de información y análisis…

 

No es la excepción y sí un síndrome del político poderoso. Aun así, en México existe libertad de expresión en lo que respecta a la revisión de los hechos del gobierno federal y a pesar del ‘candado informativo’ que impuso en materia de seguridad-inseguridad pública…

 

De ahí en adelante, como dice la ranchera: “Árbol de la esperanza, mantente firme”. Es lo que nos queda: la expectativa, ya muy menguada respecto de la que tenía la mayoría del país que votó por el PRI en julio del año pasado. Esa expectativa podría convertirse en fracaso.