Poco más de 300 mil pesos para cada uno, era lo que en promedio hubieran obtenido los cuatro asaltantes que murieron el lunes pasado y sus dos cómplices, cuando intentaron atracar a custodios que abastecían cajeros automáticos en el Instituto Nacional de rehabilitación (INR).

 

Autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF) informaron que los custodios de la empresa Seguritec, que repelieron el asalto, llevaban un millón 900 mil pesos que serían colocados en dos cajeros HSBC.

 

El titular de la PGJDF, Rodolfo Ríos Garza informó ayer que se revisan cerca de 60 cámaras con las que cuenta el INR y han declarado 19 personas, principalmente elementos de seguridad, para reconstruir lo que ocurrió con precisión, porque existen dudas sobre todo del sitio por el que entraron los criminales.

 

Lo que ya se sabe, por las declaraciones y las primeras imágenes, es que dos escaparon y dejaron en los camellones las batas con las que se disfrazaron de enfermeros. Autoridades capitalinas tratan de elaborar los retratos hablados de los mismos.

 

Respecto a los cuatro asaltantes fallecidos, uno de ellos fue identificado por sus huellas dactilares como Fernando Acosta Soto, de 44 años de edad, quien tiene antecedentes penales por robo y portación de arma de fuego en 1996.

 

Mujer abatió a dos hampones

 

Una mujer, que fungía como cajera de la camioneta blindada, abatió a dos de los delincuentes, según sus propias declaraciones ministeriales.

 

Autoridades capitalinas informaron que la custodio, cuyo nombre se reserva por seguridad, explicó que los asaltantes sometieron a dos de sus compañeros, pero no se percataron que ella y otro guardia se encontraban en posición de disparo, iniciando la balacera.

 

A diferencia de los asaltantes, los custodios de Seguritec contaban no sólo con pistolas sino con escopetas, y portaban chalecos antibalas. Aun así un guardia murió y dos resultaron heridos.