Uno de los eventos controversiales en la vida de Lee Harvey Oswald antes de asesinar al presidente estadunidense John F. Kennedy es su supuesto viaje a la Ciudad de México a finales de septiembre y principios de octubre de 1963.

 

De acuerdo con fuentes oficiales de Estados Unidos, Oswald estuvo en este país siete semanas antes de matar al mandatario estadunidense el 22 de noviembre de 1963, y sostuvo reuniones con diplomáticos de la Unión Soviética y Cuba, aunque estos encuentros siguen generando dudas en el servicio de inteligencia.

 

A las 10:00 de la mañana el día después del asesinato de Kennedy, el presidente Lyndon Johnson y el director del FBI J. Edgar Hoover discutieron por teléfono sobre este caso.

 

Cuando Johnson le preguntó sobre la visita de Oswald a la embajada soviética en México en septiembre de ese año, Hoover le contestó:

 

“No. Es un aspecto que está muy confuso, por esta razón – tenemos acá la cinta y la fotografía de un hombre quien estuvo en la embajada soviética, usando el nombre de Oswald. Dicha foto y la cinta no corresponden con la voz de este hombre, tampoco su apariencia. En otras palabras, parece que hay una segunda persona que fue a la embajada soviética allá”.

 

Este mismo mensaje también fue enviado por escrito por Hoover el mismo día a la Casa Blanca y al jefe de los servicios secretos de Estados Unidos.

 

No obstante, toda esta historia fue destruida durante las 48 horas que siguieron dicha conversación. El audio de la llamada entre Johnson y Hoover fue borrado y sólo quedó la transcripción de la cinta.

 

Tanto la CIA y como el FBI negaron la existencia de esta cinta postasesinato y que haya sido borrada, pero al menos dos empleados de la Comisión Warren, que investigó  la muerte de Kennedy, dijeron a los investigadores que habían escuchado este audio en abril de 1964.

 

Lo que estaba en la cinta fue revelado durante los 90 cuando Estados Unidos desclasificó la transcripción de las llamadas telefónicas que Oswald supuestamente hizo.

 

De acuerdo con los documentos, el asesino estuvo en México entre el 26 de septiembre y el 3 de octubre de 1963. El Archivo General de la Nación guarda la forma migratoria 8 (FM-8) de entrada y salida del país con la firma: Lee H. Oswald.

 

Se alega que Oswald se hospedó en la habitación 18 del hotel Comercio, ubicado cerca del Monumento a la Revolución en la Ciudad de México. Visitó durante dos días consecutivos a las embajadas de Cuba y de la Unión Soviética con el objetivo de tener una visa para poder visitar legalmente a estas naciones, pero los funcionarios se lo rechazaron.

 

Sospecharon a Oswald porque tenía una membresía del Partido Comunista Americano y era considerado ilegal que un comunista llegue a México solamente con un pasaporte.

 

No obstante, durante la Comisión Warren los funcionarios cubanos que atendieron a Oswald afirmaron que no era la persona que aparecía en la foto oficial del asesino.

 

El verdadero Lee Harvey Oswald tenía el pelo castaño y no era miembro de un partido comunista.

 

Tanto el embajador cubano Eusebio Azcue y la funcionaria Silvia Durán afirmaron que la persona que atendieron tenía el pelo rubio, por lo que concluyeron que no era el asesino el que atendieron en México.

 

Lo mismo sucedió con los funcionarios de la embajada soviética, quienes también aseguraron que la persona que atendieron no era el de la foto oficial de Oswald.

 

El mensaje del FBI firmado por J. Edgar Hoover el 23 de noviembre de 1963 dice:

 

“Los agentes especiales de esta oficina, quienes conversaron con Oswald en Dallas, Texas, observaron y escucharon el audio de su voz (grabada en México). Estos agentes especiales concluyeron que el individuo no era Lee Harvey Oswald”.

 

Nunca se logró confirmar si era Oswald o un impostor que se presentó con un nombre falso en las embajadas de Cuba y de la Unión Soviética en México, por lo que la visita del asesino a México quedará como un mito.