El pasado mes de octubre bajo el marco de la operación Honcolgua II, la fuerza aérea de Colombia, Honduras y Guatemala dieron seguimiento a un Cessna con la matricula mexicana XB YNC, que partió de Colombia rumbo a México. El avión tomó una ruta de baja altitud, para no ser detectado por los sistemas de radar que, desde el año pasado, operan de manera coordinada con la finalidad de detectar patrones irregulares. Esta coordinación de autoridades civiles y militares de varios países acelera el tiempo de respuesta en caso de que uno de estos vuelos irregulares deba ser interceptado a la hora de aterrizar en las pistas clandestinas o carreteras que existen en Centroamérica.

 

En el caso de este vuelo, las autoridades de Guatemala y Colombia alertaron a la Fuerza Aérea de México, cuando el Cessna salía del espacio aéreo de Guatemala. La  autoridades mexicanas forzaron un aterrizaje y confiscaron 240 kilos de cocaína y determinaron que la matricula era sobrepuesta. Este tipo de coordinación transnacional en Centroamérica es vital para poder detener el flujo de cocaína que es una línea de negocios transnacional ilegal. Estos esfuerzos además de respetar la soberanía de cada país aumentan la cantidad de información que puede ser explotada para desmantelar a las redes criminales.

 

Lee la columna completa, Catástrofe, en nuestra edición de manaña