En el presente siglo, México no ha tenido políticos maquiavélicos, ya que el más reciente y cercano a todas las características que describe este concepto lo remiten a uno de los personajes más polémicos de los mexicanos: Carlos Salinas de Gortari.

 

Para el maestro y abogado por la Escuela Libre de Derecho, Elisur Arteaga Nava, todos los políticos mexicanos usan la filosofía de Nicolás Maquiavelo, aunque “sin ser maquiavélicos”.

 

Enrique Peña Nieto, presidente de México, todavía no alcanza este calificativo, ya que, en opinión del experto, “no se ve que el presidente tenga maldad, alguien lo está aconsejando para que haga lo que hace, pero lo único que podría acercarlo al término maquiavélico es lo que hizo con la maestra Elba Esther Gordillo”.

 

En entrevista, asegura que Peña Nieto en su primer año de gobierno no refleja los elementos para juzgarlo.

 

“Es muy temprano para juzgarlo, cada que habla se arrepiente uno de haberlo oído, pero aquí no importan los dichos, sino los hechos y sólo el hecho de Elba (Esther Gordillo) sería maquiavélico,  lo demás, nada”.

 

“El clásico maquiavélico, el príncipe, es Carlos Salinas de Gortari, quien no tuvo límites en cuanto a su actuar y no se detuvo ante nada”, opina el maestro y abogado.

 

El especialista en la vida e historia literaria de Nicolás Maquiavelo recuerda y celebra el año de este importante personaje. Habla seguro y animoso de la filosofía del personaje. En este 2013 se cumplen 500 años de aquel 10 de diciembre de 1513, cuando comenzó a escribir lo que a la postre sería su obra más famosa: El príncipe.

 

Desde hace siglos, el término “maquiavélico” es un adjetivo referido a gente deshonesta, para quien el fin justifica los medios y quienes creen en el ejercicio del poder con mano de hierro. Por otro lado, hay quienes ocupan esta ideología para enseñar estrategia militar o hasta  las reglas del marketing.

 

Todos y ninguno

 

“Aunque lo nieguen (los políticos), el que lo diga está mintiendo, y el que no lo haga está fracasando”, contesta el experto, sobre las acciones de los políticos mexicanos, particularmente.

 

Nicolás Maquiavelo lo que hizo era decir lo que nadie había dicho, eso en realidad era el poder, asegura Arteaga Nava, quien también es profesor de Teoría constitucional y régimen de la administración pública regional y municipal en la Universidad Autónoma Metropolitana.

 

Su obra, la de Maquiavelo, no ha dejado de tener vigencia en la política mexicana, afirma el especialista, pues, recalca, el objetivo de la política es obtener el poder y no detenerse en ninguna situación, por ningún motivo.

 

El escritor italiano en El Príncipe aseguraba, entre otras cosas, que en este mundo fracasan los que actúan cumpliendo la palabra y siendo buenos; los que son traidores, los aventados, los que van hacia adelante y no se detienen ante anda, esos triunfan.

 

Arteaga Nava se regocija citando la filosofía de Maquiavelo. “Tratándose de conquistar una mujer, decía que más vale hacer y arrepentirse, que no hacer y arrepentirse; así, cuando se está en la política, la fortuna es una mujer, hay que violentarla, para que ésta siempre lo acompañe a uno”, recuerda el especialista una de las ideas concretas de aquel italiano histórico.

 

Reforma energética, sobre el lomo de un venado

 

Sobre la reforma energética, que está en la opinión de los mexicanos como uno de los temas más sensibles de la política mexicana, el experto asegura que de aprobarse, “podría haber algo de maquiavélico, ya que necesitan llegar a consensos, y para eso necesita ofrecer, prometer, amenazara aquellos que se opongan”.

 

Otros, dice, como Carlos Romero Deschamps, “están controlados”.

 

Y en términos de cacería, asegura: “esta reforma está sobre el lomo de un venado, porque en una cacería, usted quiere cazarlo y es imposible, por su velocidad , alcanzarlo; así, la reforma está muy frágil, muy endeble”.