Carlos Salinas de Gortari, en contraste con su candidato ganador para la Presidencia del año 2012, es un hombre de notable inteligencia, una amplia cultura política formal y preparación técnica.

Está dotado además de una agresiva astucia y de una capacidad de operación político-mediática que fue, sin embargo, insuficiente cuando Enrique Peña Nieto comenzó a necesitar ayuda urgente desde 2014, luego de la crisis por Ayotzinapa y hasta el desastre electoral del PRI, pasando por la visita adelantada del candidato Donald Trump.

Algunos de su equipo hablaban incluso del “golpe de Estado de Peña” o de “la imposibilidad psicológica y subjetiva” para ayudarle.
Cuando Salinas intervino hace unos días en un diálogo con intelectuales para celebrar la obra de 1975 de John Greville Agard Pocock -simplemente referido por su apellido final en todas las escuelas estadounidenses e inglesas- The machiavellian moment.

Salinas rescató en aquella charla la relevancia de ese “momento” -la historia y la historiografía, la realidad y la percepción- en la actualidad de la comprensión de lo político en que el hombre de poder, el Príncipe con sus Discursos, define su fortuna, asegura su liderazgo, impone su respeto y genera obediencia, miedo e incluso afecto por el conjunto de decisiones que emprende en determinada circunstancia siempre imposible de dominar por completo.

No podemos saber si quiso aprovechar o si, perdiendo algunos reflejos de la gestión de las sutilezas de lo que se dice y cómo lo puede interpretar la prensa, dejó un mensaje que parecía alusión a la próxima gestión de Andrés Manuel López Obrador, uno de sus principales críticos y a quien se ocupó de dar diplomáticamente -¿maquiavélicamente?- la bienvenida apenas concluido el proceso electoral de julio pasado.

Lo que es inevitable es pensar que la astucia de Salinas, aunque pudiera estar desgastada, todavía habita los espacios de cálculo de su intervención pública a cada “momento maquiavélico” que se constituye en la razón de reflexionar del propio Pocock y de todos aquellos que acuden a las plataformas de otros vocabularios y otros esquemas para hacerse escuchar cuando se supone que no están hablando de lo que nombran… académicamente.

La Escuela de Cambridge, en cierta forma la del siglo XVIII y aquella a la que pertenece Pocock desde el siglo pasado, reivindica la colocación de los hechos y sus narrativas en su contexto.

Salinas sostiene que la alusión al “momento maquiavélico” y su asociación con la gestión de AMLO fue ajena a su voluntad, y que correspondió a los reporteros presentes el énfasis en tal vínculo.

Lo que quiso decir realmente en el contexto del tiempo nuevo que vivimos, incluida la cancelación de la obra de Texcoco en la cual participaron amigos y familiares de Salinas, solamente lo sabe él.

@guerrerochipres