El verano del año pasado, decenas de reporteros y fotógrafos cubrieron la llegada del activista y poeta Javier Sicilia a Los Angeles como parte de su primera caravana por Estados Unidos contra la narcoviolencia y los efectos migratorios de la guerra contra las drogas.

 

Agolpados casi unos sobre otros, los periodistas tenían entonces un incentivo adicional para cubrir la conferencia de prensa realizada en un local en el centro de Los Angeles: cinco prominentes actores y directores mexicanos.

 

Este viernes, Sicilia regresó al mismo punto casi al final de su segunda gira nacional pero esta vez no estaba ninguno de los artistas de la vez pasada ni tampoco la prensa, excepto dos periodistas.

 

Un par de horas antes, varios medios hispanos cubrieron el homenaje que el Concejo de Los Angeles rindió a Sicilia en el ayuntamiento, de acuerdo con Martha Ugarte, publicista de la segunda gira nacional del activista, “Las voces de las víctimas”, respaldado por la organización Global Exchange.

 

Aún así, esta vez el entusiasmo de los medios no fue ni la sombra de lo que fue el año pasado, cuando los periodistas se abalanzaron sobre Sicilia, los cineastas Guillermo del Toro, Alfonso Cuarón, Alejandro González Iñárritu y los actores Kate del Castillo y Diego Luna.

 

La actual respuesta de los medios va de mano con la reacción de los mexicanos y centroamericanos afectados por la narcoviolencia a los esfuerzos de Sicilia en Estados Unidos.

 

“La recepción ha sido buena pero en pequeños grupos”, dijo el activista en La Placita Olvera. “No hemos logrado que tomen una conciencia de acción para que ellos mismos ejerzan presión para ese control y cambio en la óptica de las drogas. Es uno de los trabajos que tenemos pendiente.

 

Esa conciencia la tenemos que poner en la mente de los migrantes”.

 

Sicilia es fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, creado en México tras el asesinato de su hijo en 2011, presuntamente a manos de narcotraficantes.

Con sus caravanas en Estados Unidos, el activista quiere atraer la atención a lo que considera como una política equivocada en la lucha contra el narcotráfico por parte de México y Estados Unidos.

 

La violencia del crimen organizado en México ha dejado más de 47 mil muertos entre diciembre de 2006 y septiembre de 2011, según cifras oficiales.

 

La razón de la recepción fría ha sido la falta de comprensión del asunto, dijo Sicilia, destacando que el tema ni siquiera es parte de la agenda de muchas organizaciones defensoras de los derechos de inmigrantes.

 

“No lo comprenden y no lo integran en un discurso político por falta de comprensión. Es un círculo vicioso”, agregó. “Ojalá y lo comprendieran para que, con esta fuerza que tienen y que han demostrado, puedan verdaderamente cambiar las políticas públicas de las drogas, las armas y podamos encontrar una ruta de paz y una ruta más saludable para los migrantes”.

 

El activista, sin embargo, dijo no estar desalentado. Por la noche, será el orador principal de la reunión de una organización local proinmigrantes. Luego proseguirá su gira, que pasará por la capital del país y terminará la próxima semana en Jackson, Mississippi.

 

“A veces uno se siente desalentado pero yo creo que hay que seguir fiel a sus convicciones. Es un asunto de convicción, de mantenerse firme en su convicción y de no perder de vista que siempre es importante para mantener encendida una vela”, añadió.

 

En el centro de Los Angeles, la única residente local afectada por el narcotráfico que acompañó a la comitiva de Sicilia fue Belén Ascensión, quien perdió a su hermano en el 2011 en México, después de que aparentemente pasara manejando por un retén en la carretera La Ribereña rumbo a Nuevo Laredo.

 

“No hay interés. Te estoy hablando de interés a humanos, a humanos”, lamentó Ascensión mientras se le cristalizaban los ojos. “¿Entiendes?”