EGIPTO. El depuesto presidente de Egipto, Mohamed Mursi, llegó hoy a la cárcel de Burg al Arab en la ciudad septentrional de Alejandría tras el inicio del juicio contra él y otros catorce dirigentes islamistas, informaron a EFE fuentes de los servicios de seguridad egipcios.

 

Mursi, que fue trasladado en helicóptero desde la sede del tribunal en El Cairo, permaneció retenido por los militares en un lugar desconocido desde su destitución, el pasado 3 de julio, hasta hoy.

 

En la primera sesión del juicio, que ha sido aplazado hasta el 8 de enero, Mursi se mostró desafiante y dijo en varias ocasiones que sigue siendo “el presidente de la república”, al tiempo que rechazó la competencia del tribunal para juzgarlo.

 

La cárcel de Burg al Arab, construida en 2004, cuenta con estrictas medidas de seguridad y está situada en la zona desértica de Al Garbiniyat, al oeste de Alejandría.

 

El resto de los procesados junto a Mursi, entre ellos el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, Esam el Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui, han regresado a la cárcel cairota de Tora, según las fuentes de seguridad.

 

Todos ellos afrontan cargos por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes y en los incidentes desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya el pasado 5 de diciembre.

 

Los acusados negaron ante el Tribunal Penal de El Cairo los cargos que se les imputan y proclamaron lemas contra las nuevas autoridades como “que caiga el gobierno militar”.

 

La sesión transcurrió en medio del alboroto, con continuas interrupciones de los asistentes, así como con la negativa de Mursi a vestirse con el tradicional uniforme de acusado, lo que llevó al juez Ahmed Sabri a levantar la sesión y posteriormente reanudarla.

 

No fue retransmitida en directo por televisión, al contrario de lo ocurrido en el juicio al expresidente Hosni Mubarak, aunque al final de la vista la televisión egipcia emitió imágenes.

 

Sobre Mursi pesan otros cargos cuyos juicios todavía no han sido fijados, como conspirar con el grupo islamista palestino Hamás, atacar a las fuerzas de seguridad e insultar al poder judicial.