En medio de una crisis que ha pegado en los bolsillos de los venezolanos, su presidente Nicolás Maduro decidió que la felicidad será un asunto de Estado, y anunció la semana pasada la creación de un Viceministerio para la Suprema Felicidad Social, lo que desató críticas, sarcasmos y dudas en los opositores al régimen chavista.

 

Apenas un día después del anuncio de Maduro, sin todavía haberse dado detalles del plan gubernamental, la historiadora venezolana, escritora y ensayista Margarita López Maya, citó un tuit en su perfil de esa red social en tono de burla y sorpresa por la iniciativa gubernamental: “Pare de sufrir, que ahora tenemos un Viceministerio para la Suprema Felicidad Social”.

 

 

 

 

Durante la presentación Maduro dijo: “He decidido crear el despacho del viceministro, y lo he llamado así en honor a nuestro comandante (Hugo) Chávez y a nuestro (Simón) Bolívar, el Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del pueblo venezolano, un viceministerio de coordinación de estas misiones presidenciales que tendrá el objetivo de la suprema felicidad social.

 

“Va a atender a los compatriotas con discapacidad, y va a atender a los compatriotas que están la calle, y va a atender a nuestros viejitos y viejitas, a nuestros niños y niñas, va a atender lo más sublime, lo más sensible, lo más delicado, lo más amado para un ser que se dice revolucionario, que se asume como cristiano, bolivariano y chavista”.

 

Por su parte el locutor y humorista venezolano, Luis Chátaing ironizó a través de twitter: “No han pasado 24 horas desde la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo y ya me siento feliz”.

 

 

 

 

El ex diplomático y presentador de televisión, Leopoldo Castillo dijo en la red social de microblogging: “El ridículo internacional…La Felicidad Suprema del pueblo…que pena con ese señor, no tiene límites”.

 

“En vez de un ministerio para la Suprema Felicidad, yo sería muy feliz si voy al mercado y consigo leche, papel (higiénico)… y si no regresara a mi casa con unas pocas cositas y la cartera vacía”, dijo Liliana Alfonzo, una ama de casa de 31 años, quien comentó que se ha convertido en un “vía crucis conseguir los ingredientes de casi cualquier comida”.

 

Al frente del nuevo viceministerio —una dependencia del Ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión de Gobierno— estará el médico pediatra Rafael Ríos, un experto en seguridad social y antiguo aliado oficialista, quien se encargará de informar “en tiempo real de cómo marcha cada misión. Que nos informen dónde está fallando, etc. Estas misiones tenemos que llevarlas hasta el cielo”.

 

Fue el mismo Ríos quien salió al quite para defender el proyecto de Maduro y dijo que las descalificaciones a la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad sólo “demuestran estupidez y mala intención” de los detractores.

 

¿Y el presupuesto?

 

De acuerdo con el diario El Nacional, de Caracas, el gobierno de Maduro no ha informado sobre el origen de los recursos que se le asignaran al nuevo Viceministerio y la partida presupuestaria para este organismo no figura en el proyecto de Ley de Presupuesto de 2014 de Venezuela.

 

El Viceministerio para la Felicidad se encargará de instrumentar y coordinar las misiones (programas sociales) creadas en los gobiernos de Hugo Chávez. “Todas estas misiones forman parte del gran sistema de la revolución socialista que trasciende los criterios del estado de bienestar, que es un avance social en el marco del capitalismo. Que haya un responsable claro y una cabeza visible que nos informen en tiempo real de cómo marcha cada misión. Estas misiones tenemos que llevarlas hasta el cielo. Ese es nuestro agradecimiento a Chávez”, indicó Maduro.

 

 

Las cifras publicadas por El Nacional indican que del presupuesto de 2014 se destinan 5.9 mil millones de bolívares venezolanos al Ministerio del Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión Presidencial, que dirige el mayor general retirado Wilmer Barrientos Fernández.

 

Además 3.8 mil millones de bolívares para el apoyo y el fortalecimiento de los planes y programas sociales del gobierno destinados a la promoción del desarrollo social, la salud integral, la educación y “el impulso del poder popular como eje del Estado socialista”.

 

“A la Misión Barrio Adentro, el Ministerio del  Despacho de la Presidencia y Seguimiento de la Gestión Presidencial  transferirá 1.1 mil millones de bolívares, a la de la Misión Madres de Barrio irán 941 millones de bolívares, para la Misión Sucre 653 millones de bolívares. Para la Misión Negra Hipólita 313 millones de bolívares. Para Pueblo Soberano, que en el presupuesto no figura como misión, se destinarán 100 millones de bolívares”, informó el mencionado rotativo.

 

Para el servicio de seguridad y custodia presidencial asignaron 26 millones de bolívares.

 

México, más feliz que hace un año

 

Cada vez son más los gobiernos que se interesan por saber si sus gobernados son felices. En México por ejemplo, a pesar de los problemas económicos y de la pobreza, ocho de cada 10 mexicanos afirman ser felices, de acuerdo con la nueva medición internacional de la felicidad desarrollada por la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) en colaboración con diferentes organismos como el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

 

En enero de este año 24 HORAS publicó que “hasta ahora, la mayoría de los países miden cómo van sus políticas con puros números, es decir que para determinar la felicidad de sus ciudadanos evalúan sus ingresos, el número de productos electrónicos vendidos y la cantidad de casas construidas.

 

Sin embargo, un número creciente de gobiernos se pregunta si no debería cambiar la manera de medir la felicidad de su población e incluir elementos subjetivos en su cuestionario, que hasta ahora solamente contaba con indicadores económicos como el Producto Interno Bruto (PIB).

 

“Es una pieza que nos estaba haciendo falta en la estadística de México, porque ciertamente no podemos olvidar que hay problemas de tipo material que están ahí y que es urgente que se atiendan. Problemas como la pobreza, la desigualdad, la insuficiencia de casas con piso firme”, explicó Gerardo Leyva, director general adjunto de investigación del INEGI a principios de este 2013.

 

Durante el primer trimestre de 2012, el INEGI aplicó, de manera experimental, un cuestionario sobre la evaluación subjetiva del bienestar a un poco más de 11 mil personas entre 18 y 70 años de edad.

 

En total, 83.5% de los mexicanos cuestionados dijeron estar satisfechos o moderadamente satisfechos con su vida.

 

“Pero eso no significa que 80% de los mexicanos sean felices. Hay que tener cuidado de no extrapolar nuestra experiencia. No podemos pensar que arriba de 6 todo está bien. Realmente las personas estamos diseñadas evolutivamente para que la vida nos guste y la disfrutemos”, advirtió Leyva al periodista de este diario Pierre Marc- René.

 

Además a inicios de septiembre se dio a conocer que entre 156 países, México ocupa el lugar número 16 en términos de felicidad, por encima de naciones como Francia, Reino Unido, Italia, Argentina, Colombia y Estados Unidos, según el Reporte Mundial de Felicidad 2013 publicado este lunes por el Earth Institute de la Universidad de Columbia.

 

Para nuestro país, esta posición significa una escalada de ocho posiciones respecto al reporte de 2012, elaborado por el Banco Mundial y la ONU, en el que ocupó la posición 24 entre 153 naciones, en un listado que encabezaron en aquella ocasión Dinamarca, Finlandia y Noruega.

 

Esto parece indicar que los registros de un menor crecimiento económico, la reducción de empleos y la ola de violencia en diversas entidades, no merman en el estado de ánimo de los mexicanos.

 

Para este año, la lista de “países felices” continuó liderada por Dinamarca; Noruega avanzó al segundo lugar y Suiza se ubicó en la tercera posición en felicidad mundial.

 

¿Qué otros países miden la felicidad?

 

Bután fue de los primeros países interesados en medir la felicidad de sus ciudadanos, cuando en 1972 el rey Jigme Singye Wangchuck acuño el extraño término de Felicidad Nacional Bruta, con el que intentaba basar sus políticas económicas en los valores espirituales del budismo.

 

Con la asesoría de académicos de Canadá, Bután diseñó cuatro pilares para garantizar la felicidad de sus habitantes: promocionar el desarrollo sostenible, preservar los valores culturales, conservar la naturaleza y establecer un buen gobierno.

 

A pesar de la “buena intención”, el país sigue sumido en problemas de pobreza, falta de educación y desempleo.

 

Francia es otro país que, con la ayuda de los Premios Nobel Joseph Stiglitz y Amartya Sen, diseñó en 2004 un sistema de medición basado en indicadores como poder pagar vacaciones o haber comido lo que se quisiese durante las últimas dos semanas, sistema que fue emulado por el Reino Unido.

 

La tendencia indica que cada vez los gobiernos estudian la felicidad de sus ciudadanos y para muestra los diversos estudios en los que se elaboran listas de los países más felices del mundo, como el citado algunos párrafos arriba.