El Ejército Popular Revolucionario (EPR) puso en marcha en los últimos años una estrategia que podría otorgarle una mayor influencia territorial e incluso una base más amplia de apoyo social. La clave: la infiltración de movimientos sociales como el del magisterio.

 

El posible nexo del EPR con la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que ha sido advertido por diversas autoridades, ofrece un panorama de posibilidades más amplio para el grupo guerrillero, indica un artículo de la organización Insight Crime, especializada en el análisis de grupos delictivos en el continente.

 

“Si bien en México podría parecer mejor no tener al EPR abrazando las tácticas de guerrilla convencional, el precio de esto puede ser que los movimientos sociales estén cada vez más radicalizados y que los rebeldes (EPR) tengan acceso a una base más amplia de apoyo”, indica el artículo.

 

El EPR surgió como un movimiento insurgente que por años recurrió a las tácticas tradicionales de la guerrilla, como el ataque a personal militar durante la década de los noventa, recapituló Insight Crime.

 

Pero paulatinamente sus operaciones tradicionales disminuyeron. El último atentado significativo fue el que se registró en el 2007, cuando utilizaron artefactos explosivos para dañar gasoductos de Pemex en Tlaxcala, Veracruz, Querétaro y Guanajuato.

 

Por el contrario, destaca el artículo, el grupo parece haber hecho un “cambio de dirección” para fortalecer su presencia territorial y social.

 

Las alianzas

 

Un esbozo del cambio de dirección, pero que se limitó fundamentalmente al estado de Oaxaca, ocurrió el sexenio pasado con el aparente apoyo que dio el EPR a la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO) y a sus manifestaciones que se extendieron varios meses.

 

Aunque en varias ocasiones las protestas derivaron en hechos de violencia y enfrentamientos con la autoridad, la movilización también tuvo una base de apoyo social derivado de la animadversión que género la administración del entonces gobernador Ulises Ruíz.

 

El vínculo con la CNTE proporciona más posibilidades. El movimiento magisterial, subraya Insight Crime, se ha convertido en un real antagonista del gobierno y una “fuerza política desestabilizadora”.

 

“La alianza del EPR que se dio en su momento con la APPO y ahora con la CNTE representan un cambio importante en su aproximación social. Estos grupos están mucho más cerca de la columna vertebral de la vida pública en México de lo que el EPR tradicionalmente estaba”, destaca el artículo.

 

A cambio de renunciar, al menos en apariencia, a “ataques llamativos” que pueden ser reivindicados, el EPR gana al poder extender su influencia al menos de forma indirecta en los movimientos de protesta, e involucrarse así directamente en el debate nacional.

 

Se trata de una situación clave sobre todo en el actual contexto político, en el que se debaten reformas estructurales en el Congreso que han polarizado a varios sectores.

 

Varias de las protestas de las últimas semanas la CNTE y otros grupos magisteriales han derivado en incidentes y hechos de violencia, situación que no puede excluirse de la posible influencia del EPR, destaca Insight Crime.

 

El panorama en el mediano plazo es incierto, pero los especialistas advierten que el Gobierno de México debería tomar en cuenta los efectos que podría traer consigo el que un grupo insurgente tenga una mayor capacidad de maniobra con tácticas, que a diferencia de los atentados terroristas, no generan al menos de inmediato un rechazo social.

 

DATO

 

La PGR relacionó a una célula de profesores de la sección 22 de la CNTE que participaron en el secuestro de los sobrinos de un empresario en enero con el EPR.

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