Se llama Dulce Nelly, es una mujer joven, casada y madre de tres hijos. Hace siete años ingresó a la policía del Distrito Federal, en el Agrupamiento de Granaderos. Está entrenada para contener y someter a manifestantes, para resistir, pero el miércoles no tuvo suerte, los maestros la golpearon y está en el hospital.

 

Ingresó a la corporación en 2006, le tocó el Sector Oriente y con apenas tres años de servicio, en diciembre de 2009, logró su primer ascenso como policía segundo.

 

Gana un sueldo de 10 mil 157 mensuales, menos impuestos. Le ha tocado ver marchar a miles de sindicalistas, campesinos y hasta burócratas. Su trabajo es observar, vigilar, contener, disuadir y resistir.

 

Dulce pasa, junto con sus compañeros, largas horas de pie, tras su escudo, con el uniforme negro y el casco, resiste el sol, la lluvia y los golpes.

 

Desde diciembre pasado, las manifestaciones se tornaron más violentas por los jóvenes radicales que hacen uso de piedras, botellas y palos. Y desde agosto Dulce ha tenido que formar parte de las filas que resguardan las manifestaciones de la CNTE.

 

Ayer, le tocó el peor de los escenarios para un granadero. Uno de los contingentes, que se separó del grupo en Periférico, para bloquear el Circuito Interior, la sorprendió a ella y a la decena de compañeros que la acompañaban en ese punto.

 

Superados en número, los manifestantes rodearon a los policías y se abalanzaron sobre Dulce, a la que comenzaron a golpear mientras ella trataba de defenderse con su escudo sobre el suelo.

 

“¡Ya déjenla, déjenla!” Era lo que gritaban algunas personas a los maestros que intentaban despojarla de las protecciones con que contaba.

 

Dos de sus compañeros, que ya se habían replegado, se regresaron arriesgando su físico y recibiendo más golpes, para rescatarla. La tomaron de los brazos, arrancándola de la turba que logró quitarle el escudo. En estado de shock, la arrastraron a una ambulancia.

 

El parte médico de Dulce señala que resultó policontundida del brazo izquierdo y debió solicitar una incapacidad médica antes de reincorporarse al Cuerpo de Granaderos.