En México, el crédito es, y ha sido, objeto de múltiples interpretaciones. Un ejemplo que quizás esté en la memoria de algunos:

 

La escena no podía ser más desoladora. Don Ramón era un hombre justo, honrado y con una muy buena reputación, ganada gracias a su trabajo. Sin embargo, ese día las fuerzas del orden se lo llevaron preso, acusado de desfalcar a la empresa para la que trabajaba como contador.

 

Honesto como había sido, don Ramón confesó su crimen y la causa que lo motivó: necesitaba el dinero para pagar la fiesta de XV años de su hija Maricruz, fiesta que tendría que ser la envidia de toda la colonia.

 

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