En los últimos dos años, el debate hemisférico sobre las políticas de drogas ha sido más activo e intenso. Parece que hay una actitud más abierta a dialogar sobre las actuales políticas y, en algunos sectores, disposición a considerar enfoques no tradicionales hacia el tema, señala el “Informe sobre el problema de las drogas en las Américas de la Organización de Estados Americanos (OEA)”.

 

Ese debate debe considerar también que desde 1971, cuando Richard Nixon lanzó el paradigma de la guerra contra las drogas, el narcotráfico y los traficantes han mostrado una notable capacidad de adaptación, recuerda a su vez el investigador de la Universidad de Georgetown, Washington, Carlos Garzón.

 

El 17 de junio de 1971, el entonces presidente estadunidense, Richard Nixon, fue el primero en usar la expresión “guerra contra las drogas” y agregó que el abuso de esas sustancias es “el enemigo número uno de Estados Unidos”.

 

En ese momento, Washington lanzó su política antidrogas con la premisa: castigo severo a la producción, distribución y consumo de drogas, reducirá la oferta y la demanda. Sin embargo, 42 años más tarde ni la demanda ni la oferta han tenido cambios sustanciales y miles de traficantes de drogas colman las prisiones de toda América Latina.

 

“La premisa es que hay que probar otras alternativas”, dice Garzón en su estudio “El futuro del narcotráfico y los traficantes en América Latina”.

 

El informe de la OEA sugiere que los cambios en los patrones de consumo de drogas en el hemisferio, la violencia, que afecta a los grupos más vulnerables de la sociedad y la creciente demanda de servicios de salud para el tratamiento de las adicciones, han llevado a las autoridades de los países afectados a involucrarse en este debate.

 

El informe de la Comisión Global sobre Políticas de Drogas enfatiza en la necesidad de reducir los daños a la salud, a la seguridad y el bienestar de los individuos. Ese estudio favorece la óptica de tratar el consumo de drogas como una cuestión de salud pública y, entre otras recomendaciones, propone reducir el consumo con campañas preventivas.

 

Otras voces plantean que es prematuro cambiar el enfoque. Aunque reconocen las deficiencias en su aplicación, sostienen que los países comienzan a poner en práctica políticas consistentes con la “Estrategia Hemisférica de Drogas” y su “Plan de Acción 2011-2015”, adoptadas en 2011 por los Estados miembros de la Comisión Interamericana contra el Abuso de Drogas (CICAD) de la IEA:

 

La Estrategia plantea un enfoque integral para formular políticas de drogas centradas en la reducción de la oferta y la demanda con medidas de control y cooperación internacional consistentes con las convenciones de ONU en la materia. Los dos enfoques reconocen que la adicción a las drogas es una enfermedad crónica que requiere de un tratamiento de salud pública y promueven el control de drogas incorporando los temas de género y la participación de la sociedad civil en la definición de las políticas.

 

También, ambos se concentran en no caracterizar al consumidor de drogas como sujeto único del sistema penal y promueven alternativas al encarcelamiento.

 

La preocupación

 

Para la OEA las nuevas sustancias psicoactivas (NSP) no están controladas por la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes o por el Convenio de las Naciones Unidas sobre Sustancias Sicotrópicas de 1971.

 

Algunas de ellas tienen propiedades farmacológicas y producen efectos similares a las drogas controladas como la cocaína, el éxtasis y las anfetaminas. Con frecuencia, las NSP se comercializan como “alternativas legales” y se llegan a vender como fertilizante para plantas, sales de baño o químicos de investigación. El informe admite que muchas veces los laboratorios no tienen la capacidad analítica, forense y toxicológica para identificarlas.

 

Cambia el consumo

 

El informe de la OEA afirma que los patrones de consumo de drogas cambian. El consumo de cocaína aumenta en el Cono Sur, así como el uso de drogas farmacéuticas legales que ya constituyen una preocupación general.

 

En EU descendió el consumo de cocaína mientras que en 2012 hubo un cambio de la opinión pública respecto de la mariguana, pues tras el voto que ese año legalizó el uso de esa sustancia en dos entidades se observa un relativo apoyo ciudadano para su legalización y regulación.

 

En contraste, no ocurre lo mismo con la opinión pública de la mayoría de los otros países del hemisferio.

 

Violencia localizada

 

–       Colombia: En los últimos años hubo un descenso en la tasa de muertes violentas por el fortalecimiento de la presencia del Estado en todo su territorio y la aplicación de enfoques de seguridad más integrales en las principales ciudades. De 67.7 por cada cien mil habitantes en 2002 a 37.7 en 2010. Otras versiones lo atribuyen al predominio de ciertas facciones criminales y al reordenamiento de la estructura del narcotráfico tras la captura, extradición o muerte de sus principales líderes.

 

–       Brasil: También descendió la tasa de homicidios, aunque aumentó al noreste del país.

 

–       En Guatemala, los homicidios han bajado desde 2008, pasando de 46 a 38.6 en 2011.

 

–       En El Salvador, tras el ascenso de 51.8 muertes violentas en 2008 a 69.2 en 2011 descendió en 2012 por la Tregua de las Maras. El informe del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública totaliza en mil 886 homicidios menos en el periodo entre enero y septiembre de 2012, tomando en cuenta el mismo lapso del 2011.

 

–       Honduras es la excepción, pues pasó de 50 muertes violentas por cada 100 mil habitantes en 2008 a casi 90 en 2011.

 

–       En Venezuela la violencia ha subido de manera exponencial aunque no hay información confiable y el tráfico de drogas no figura en los análisis como explicación preponderante.

 

–       En México, el indicador aumentó de 9.7 en 2008 a 18.6 en 2010. Todo parece indicar que en 2012 esa tendencia se revirtió.

 

–       En la región andina, Ecuador y Perú registran alzas en los niveles de violencia aunque están debajo de los 20 homicidios por cada 100 mil habitantes, cifra en la que Bolivia se ha mantenido en la última década.

 

Fuente: Garzón, “El futuro del narcotráfico y los traficantes en América Latina”

 

Nuevas políticas de los Estados

 

–       Recuperación dela presencia del Estado en zonas rurales y corredores de drogas en Colombia

–       Capacitación de la policía con visión comunitaria (en Nicaragua y Brasil);

–       Desarrollo alternativo Modelo San Martín en Perú)

–       Despenalización de la posesión para consumo personal

–       Innovaciones en las normas judiciales y prevención de sobredosis en Estados Unidos

–       Control social para frenar el cultivo de la coca en Bolivia

–       Desarrollo de Normas Internacionales para la Prevención del Consumo de Drogas por la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, y

–       Construcción de instituciones fuertes que promuevan la salud de Chile y Costa Rica.