La incapacidad de poder observar los colores fue lo que llevo a Neil Harbisson a convertirse en el primer cyborg de la humanidad, pues mediante un ojo cibernético puede escuchar los colores.

 

El artista nació con acromatopsia, un problema congénito que impide percibir los colores, mismo que en 2003 lo llevó a desarrollar un mecanismo que traduce las frecuencias del color a frecuencias sonoras  mediante el uso de un ojo cibernético que se implantó a la edad de 20 años.

 

El sistema ha sido perfeccionado por Harbisson en los últimos 10 años y ha adaptado su mente para que distinga los sonidos que al principio le provocaban intenso dolor de cabeza.

 

En una década el aparato pasó de pesar 5 kilos a ser una ligera antena que transmite los sonidos con una tecnología que trasmite las frecuencias a través de los huesos, llamada conducción ósea. Fue hasta 2007, cuando el dispositivo logró detectar el círculo cromático al 100%.

Harbisson asegura que algún día las personas dejarán de ver la tecnología como una herramienta y pasará a ser parte del cuerpo, es por eso que preside la Fundación Cyborg que aboga por ello.

 

Eyeborg

 

La invención de Harbisson, en colaboración con Adam Montadon, funciona como una cámara colocada en la cabeza, que tiene un sensor que envía información un chip instalado en la nuca. Posteriormente, el chip convierte las frecuencias de luz a frecuencias sonoras que se vuelven interpretables.

 

El eyeborg obtuvo el premio británico de innovación otorgado por Submerge y el premio europeo Europrix Multimedia Top Talent Award, ambos en 2004.