Los narcotraficantes mexicanos no perdieron terreno ante la ofensiva del gobierno en los últimos años, por el contrario, incrementaron su violencia, reclutaron a miles de inmigrantes deportados, algunos con antecedentes penales, captaron a pandillas locales y expandieron su influencia delictiva en Centro y Sudamérica.

 

Así lo advierte un estudio denominado “La Diáspora Criminal: la difusión trasnacional del Crimen Organizado y como contener su expansión” elaborado por especialistas del Woodrow Wilson Center, un centro de análisis con sede en Washington, especializado en temas de seguridad y políticas públicas.

 

Los Zetas y el Cártel de Sinaloa encabezan, de acuerdo con los investigadores, la expansión criminal en el continente, no sólo burlando los controles internacionales contra el tráfico de drogas, sino expandiendo su abanico delictivo a homicidios, secuestros, y extorsiones en la región.

 

La deportación de compatriotas desde Estados Unidos es un factor que ha favorecido la capacidad operativa de los cárteles mexicanos en la región, indica el estudio.

 

En México, revelan los especialistas, tan solo en 2010 más de 195 mil personas con antecedentes criminales fueron deportadas de Estados Unidos a este país, mientras que a Centroamérica fueron deportadas 130 mil personas con antecedentes entre 2001 y 2010.

 

Las deportaciones de mexicanos en general llegaron a los 400 mil en el 2009, cifra que representa más del doble del promedio de deportados en la década anterior.

 

“El incremento sostenido de las deportaciones a México y los países de Centroamérica en la última década ha coincidido con el deterioro de la seguridad, mostrando patrones de difusión del crimen solamente comparables con la llegada de las maras en la década de los noventa”, reporta el análisis.

 

Los especialistas advirtieron que particularmente la organización delictiva de Los Zetas ha tenido éxito en el reclutamiento de estas personas en México, Guatemala, El Salvador y Honduras.

 

“Los Zetas han logrado establecer una red de trata y explotación sexual que opera en Guatemala mediante el trabajo forzado de jóvenes mexicanas y centroamericanas. Asimismo en Tamaulipas y Veracruz han reclutado forzosamente a ilegales centroamericanos y nacionales mexicanos con el fin de convertirlos en sicarios”, indica el análisis.

 

Los cárteles también captaron bandas locales para facilitar su actividad con más de sicarios o “halcones”. Por ejemplo, los Cárteles de Sinaloa y de Juárez reclutaron a pandillas como Los Aztecas y Los Mexicles en su disputa la distribución de drogas en la frontera.

 

Expansión

 

“A diferencia de lo ocurrido en Colombia, donde los niveles de violencia se redujeron significativamente, en México el combate contra las organizaciones criminales se tradujo en el aumento y la dispersión de la violencia en el país y en el continente”, sentencia el análisis.

 

Las estadísticas de incidencia delictiva y de personas fallecidas dejan claro el balance negativo en México, pero a nivel latinoamericano la expansión violenta de los cárteles mexicanos también ha dejado su rastro.

 

Por ejemplo, la estrategia de Calderón logró encarecer las rutas de trasiego de droga en la frontera norte, pero fue un factor que produjo el cambio de rutas por la frontera sur.

 

“La masacre de 29 campesinos en el departamento del Petén en Guatemala en mayo de 2011 ha sido explicada, por ejemplo, como un ataque por parte de Los Zetas a un narcotraficante local que operaba en esta zona”, explican los especialistas.

 

DATO

195

mil personas con antecedentes criminales fueron deportadas a México