RÍO DE JANEIRO. La alcaldía de Río de Janeiro anunció hoy una nueva ruta de peregrinación para los participantes en la vigilia y la misa final de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), debido al cambio del lugar donde se celebrarán esos actos en los que participará el Papa.

 

En lugar de los 13 kilómetros que los peregrinos iban a recorrer hasta Guaratiba, un barrio alejado y aislado en la zona oeste de Río de Janeiro, ahora serán 9,5 kilómetros, desde el centro de la ciudad hasta la famosa playa de Copacabana, en la turística zona sur.

 

La logística para el nuevo recorrido fue definida a última hora y divulgada este viernes por el alcalde de la ciudad, Eduardo Paes, luego de que los organizadores de la Jornada Mundial de la Juventud anunciaran el jueves que la vigilia del sábado y la misa campal del domingo se oficiarán en Copacabana y no en Guaratiba.

 

El cambio se debe a que las fuertes lluvias caídas esta semana en Río de Janeiro convirtieron en un verdadero barrizal el Campus Fidei, el lugar escogido inicialmente.

 

Por razones de salubridad las autoridades de Río de Janeiro y los organizadores de la JMJ decidieron, con la autorización del Vaticano, transferir los eventos a Copabacana, en donde ya había sido montado un palco para la ceremonia de acogida del Papa anoche y para la escenificación de un Vía Crucis este viernes.

 

Tras la misa del domingo el Papa concluirá su visita de una semana a Brasil, la primera que realiza al exterior desde que fue entronizado en marzo pasado.

 

Como los organizadoras alegaron que una tradición de la vigila en las anteriores ediciones de la Jornada Mundial de la Juventud era la peregrinación de los participantes, la alcaldía planeó el nuevo recorrido, que comenzará en la Central de Brasil, la terminal de trenes en el centro de la ciudad que se hizo famosa por la película del mismo nombre.

 

En su jornada de actividades de hoy, el papa Francisco confesó a cinco jóvenes, tres muchachos y dos muchachas, en el acto más íntimo y reservado de los programados durante la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud.

 

Los jóvenes fueron tres brasileños, un venezolano y una italiana, que dijeron haber sentido “una gran emoción” por ese privilegio y subrayaron que la sencillez y la franqueza del Papa facilitaron la confesión.

 

Tras confesar a los jóvenes, el papa Francisco se trasladó en el papamóvil descubierto, en una jornada soleada después de varios días de lluvia, al palacio arzobispal de Río de Janeiro, donde mantuvo un breve encuentro privado con cinco muchachos que cumplen pena de prisión en el palacio arzobispal de Río de Janeiro.

 

Desde el balcón del recinto, el papa Bergoglio rezó el ángelus y después recordó que hoy en Brasil y en otros países se celebra la fiesta de los abuelos, y que la Iglesia festeja a San Joaquín y Santa Ana, los padres de María y abuelos de Jesús, subrayando que los dos santos forman parte de “esa larga cadena que ha transmitido el amor de Dios, en el calor de la familia”.

 

Después de rezar el ángelus desde el balcón central del palacio arzobispal, tiene su encuentro con los miembros del comité local de la JMJ para después almorzar en el palacio arzobispal con doce jóvenes, dos por cada continente, más otros dos brasileños.

 

El Pontífice, que inició el lunes una visita de una semana a Brasil, volverá esta noche a Copacabana para la escenificación de un Vía Crucis, el sábado para una vigilia de los peregrinos y el domingo para una misa campal con la que se despedirá de Río de Janeiro.