WASHINGTON. El jefe del Comando de Operaciones Especiales de Estados Unidos ordenó retirar los archivos sobre la operación militar para capturar a Osama bin Laden de las computadoras del Departamento de Defensa y enviarlos a la Agencia Central de Inteligencia (CIA), para protegerlos mejor y evitar que alguna vez se hicieran públicos. Esa medida -consignada en un informe secreto del contralor del Pentágono-, no activó las alarmas en el gobierno del presidente Barack Obama, aunque al parecer eludió normas federales y quizás también la Ley de Libertad de Información.

 

Así lo reconoció en ese momento el almirante William McRaven, cuya versión fue retirada de la versión final del informe del contralor que se publicó hace semanas. El almirante no quiso hacer declaraciones.

 

Habla la CIA

 

Por su parte, la Agencia -al subrayar que la misión de bin Laden fue supervisada por el entonces director de la CIA Leon Panetta antes de ser nombrado secretario de Defensa— dijo que el comando especial de la fuerza (SEAL) fue asignado para trabajar temporalmente en esa oficina de inteligencia, que tiene la autoridad presidencial para llevar a cabo operaciones encubiertas.

 

“Los documentos relacionados con el allanamiento fueron manejados de una manera congruente con el hecho de que la operación se llevó a cabo bajo la dirección del director de la CIA”, dijo Preston Golson, vocero de la agencia, en un correo electrónico.

 

Golson dijo que es “absolutamente falso” que los expedientes fueran trasladados a la CIA para evitar los requisitos legales de la Ley de Libertad de Información.

 

La transferencia de registros era parte de un esfuerzo de McRaven para proteger los nombres de las personas involucradas en el ataque, según el borrador de informe del contralor. Sin embargo, transferir los registros en secreto permitió al Pentágono decir a la agencia Associated Press que no pudo encontrar en el Departamento de Defensa ninguno de los documentos que se solicitaron hace más de dos años y podría representar una nueva estrategia del gobierno de Estados Unidos para proteger del escrutinio público hasta sus actividades más delicadas.

 

Juego de escondidas

 

“Bienvenido al juego de las escondidas en lugar de un gobierno abierto”, dijo Thomas Blanton, director del Archivo de Seguridad Nacional, un instituto privado de investigación de la Universidad George Washington. Las instrucciones de McRaven enviaron a la CIA las únicas copias de los registros militares sobre su incursión audaz. La Agencia tiene autoridad especial para evitar la publicación de “archivos de operación” de tal forma que no es posible impugnar la decisión en los tribunales federales.

 

El Departamento de Defensa puede evitar la publicación de sus propios archivos militares, citando riesgos para la seguridad nacional, pero la decisión puede ser impugnada en los tribunales y un juez puede obligarlo a entregar las partes no confidenciales de los registros.

 

No se supo de inmediato exactamente qué registros del Departamento de Defensa fueron purgados y transferidos, cuándo sucedió ni bajo qué autoridad fueron enviados a la CIA. Ninguna agencia de gobierno habló sobre los detalles de la transferencia.

 

Se pidieron los archivos referentes a la misión en más de 20 solicitudes distintas, la mayoría de las cuales fueron presentadas en mayo de 2011. Obama se había comprometido a hacer de su gobierno el más transparente en la historia de Estados Unidos.

 

El Departamento de Defensa dijo, en marzo 2012, que no pudo encontrar ninguna fotografía ni video tomados durante el allanamiento o que mostraran el cuerpo de Bin Laden. Agregó que no pudo encontrar ninguna imagen del cuerpo de Bin Laden en el portaaviones Carl Vinson, desde el cual fue lanzado al mar. El Pentágono también dijo que no pudo encontrar ningún certificado de defunción, autopsia o resultados de las pruebas de identificación del ADN de Bin Laden, ni material previo al operativo que definiera cómo planeaba el gobierno deshacerse de su cadáver.