A partir de un modelo matemático, investigadores del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) proyectaron el impacto de un impuesto de 20% al refresco en la reducción de casos de obesidad y diabetes.

 

En el escenario de una tasa de 20% propuesta por el Senado en febrero pasado, los investigadores del instituto estimaron una disminución de 25.8% en el consumo de la bebida, que se traduciría en un decremento de la prevalencia de obesidad de 5% para la población en general y 18% para los consumidores de por lo menos una lata de refresco al día.

 

Con ese gravamen se reducirán los casos de diabetes: el modelo prevé que para 2030 se podrán evitar 1.2 millones de nuevos casos, lo que a su vez reducirá los costos para el sistema de salud.

 

Los investigadores del instituto, que trabajaron en coordinación con matemáticos de la UNAM y el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), también plantearon los escenarios con tasas de 10 y 30% sobre los refrescos.

Durante el seminario “Generación de Evidencia para la Formulación de Políticas Públicas de Obesidad: el caso del impuesto a los refrescos”,  Mishel Unar Munguía, maestra en ciencias, explicó que el precio adicional también contribuirá a reducir el consumo de jugos, néctares, aguas preparadas y bebidas energéticas.

El consumo de estos productos será sustituido con leche y agua potable, por lo que la recaudación deberá usarse para llevar este servicio a las poblaciones y a todas las escuelas públicas.

 

Todos los modelos, señaló Unar, se basaron en la Encuesta  Nacional sobre Niveles de Vida de los Hogares  y la Encuesta Nacional de Ingreso y Gasto de los Hogares, así como en la Nacional de Salud y Nutrición 2012.

Juan Rivera Dommarco, director de Investigación en Programas y Políticas de la Nutrición del INSP, afirmó que los impuestos nunca serán amigables, pero el trabajo de investigación da el sustento científico que la iniciativa necesitaba.

Por su parte, Mauricio Hernández, director del instituto, afirmó que 20% de gravamen aplicado a los refrescos no tiene una incidencia fuerte en la economía y sentará las bases para una política fiscal que crezca con el paso del tiempo.

“Desde nuestra perspectiva es una política pública que le va a dar muchos beneficios al país, como pudieron ver en términos de salud. Y desde el punto de vista recaudatorio se antoja que también le va a dar beneficios al país”, dijo al finalizar el seminario.

 

Sin embargo, el ex subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, reconoció que las políticas públicas en salud, como el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria,  fallaron porque no eran obligatorias y permitían la autorregulación de la industria.

 

Con un Plan Nacional contra la Obesidad, añadió, el etiquetado, el impuesto a los refrescos, los bebederos en las escuelas, la regulación de la publicidad de alimentos para menores serán una obligación para todos y ya no una opción, como ha venido funcionando en los últimos cuatro años.

 

De igual manera, el programa sectorial que estará listo en septiembre, se deben revisar los  servicios de salud, ya que sólo se está cumpliendo con 30% de las acciones de calidad en la atención a los pacientes.

 

Impuesto de 20%

Sobre la base de un consumo diario de 882 ml, más de dos latas

 

231 ml se reduce la ingesta diaria

18% disminuye la prevalencia de sobrepeso

20% baja la incidencia de obesidad en una década

 

En 2030 se habrán prevenido 1.2 millones de casos nuevos de diabetes y 20 años después esta cifra se duplica

 

 

FUENTE: INSP