BERLÍN.  Alemania volvió a oponerse a iniciar negociaciones para la entrada de Turquía a la Unión Europea (UE), debido a la violenta represión de las protestas en Estambul por parte del primer ministro Recep Tayip Erdogan, reportaron hoy medios locales.

 

Junto con Holanda, Alemania bloqueó la víspera la apertura de un nuevo capítulo de las negociaciones de adhesión con Turquía, que aunque es solo un paso simbólico, requiere del voto unánime de los 27 países miembros del bloque comunitario.

 

Ambos países pidieron más tiempo para evaluar el asunto, según indicaron fuentes diplomáticas a medios alemanes.

 

Los dos países “no podían aceptar políticamente” abrir un nuevo capítulo en este proceso, tras los más recientes acontecimientos en Turquía, en los cuales el gobierno protagoniza violentas represiones de manifestaciones pacíficas.

 

Otros países que se expresaron a favor argumentaron a su vez que “el diálogo y la actitud constructiva hacia Turquía es mejor que adoptar una posición más agresiva”, según las mismas fuentes.

 

Este tema es el último capítulo de la historia sin fin entre Ankara y Bruselas. Turquía es candidato a la adhesión a la UE desde 1999. Las negociaciones de adhesión bilaterales se abrieron formalmente en octubre de 2005, aunque desde entonces Alemania se opuso.

 

La posición de Berlín tiene que ver con el hecho de que en Alemania se encuentra la mayor comunidad turca fuera del país, por un total de 3.5 millones de personas.

 

Según datos del gobierno, la presencia de esta comunidad en Alemania está marcada por significativos problemas de integración. Una entrada de Turquía a la UE podría intensificar el flujo migratorio.

 

Aun así en el último año el gobierno alemán modificó su posición: el ministro de Exterior, Guido Westerwelle, se pronunció en favor de la entrada de Turquía, sellada por la publicación de un artículo “a cuatro manos” con su homólogo turco.

 

En el curso de las protestas de la plaza Taksim, Westerwelle condenó la represión del gobierno que describió como “inquietante” y denunció que Erdogan mandó “una señal equivocada” con su reacción a las protestas.

 

Westerwelle recordó en esta ocasión que la libertad de reunión y el derecho a expresar opiniones libremente son derechos fundamentales en toda democracia e instó al gobierno turco a bajar la tensión en “nombre de los valores europeos”.