Debido a la crisis que están enfrentando, españoles, italianos, portugueses y griegos se van a la parte más estable de Europa: Alemania.

 

De acuerdo con el informe anual  Perspectivas de la Migración Internacional  publicado ayer por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el flujo global de inmigrantes creció 2% en 2011 luego de caer 3% en 2010 y 7% en 2009.

 

No obstante, el cambio fue mucho más marcado en la inmigración entre los países de la Unión Europea (UE), todavía afectada por la crisis financiera, pues aumentó 15% en 2011 después de una reducción de 40% en el periodo de crisis global, entre 2007 y 2010.

 

“Las salidas de países más afectados por la crisis se aceleran, con una progresión de 45% entre 2009 y 2011”, nota la OCDE.

 

“Desde 2007, el número de griegos y españoles que migran hacia otros países de la UE duplicó para llegar respectivamente a 39 mil y 72 mil. En Alemania, el flujo de migrantes griegos aumentó 73% entre 2011 y 2012, mientras que el flujo de migrantes españoles y portugueses creció de casi 50% y el de los migrantes italianos progresó de 35%”, agrega la institución internacional.

 

La OCDE señala que el alza en el número de inmigrantes se sintió principalmente en Austria y Alemania, los países con los dos menores índices de desempleo de la UE, que acogieron 27% y 31% más de extranjeros.

 

En contraparte, la migración a destinación de Italia disminuyó 11%. El nivel de inmigración en esa nación es inferior a 44% del registrado en 2007.

 

“Con la crisis de la deuda (de la zona del euro) que en muchos países siguió a la crisis financiera, el deterioro del mercado laboral en algunos de ellos causó el incremento del flujo de sus ciudadanos en búsqueda de trabajo en otros países de la OCDE menos afectados”, señaló el informe.

 

La OCDE afirma que los Estados que enfrentan dificultades financieras deben evitar reducir de manera desproporcionada los presupuestos de programas de integración  de los inmigrantes  y concentrarse en las medidas más eficientes, como los cursos de idiomas y la formación profesional, así como enfocarse en los grupos más vulnerables, especialmente los jóvenes, quienes son los más afectados por el desempleo.