A ver, a ver. ¿De qué se trata? Resulta que el señor presidente nacional del Partido Acción Nacional, Gustavo Madero presentó en sociedad, el martes 14 de mayo, su iniciativa de lo que quiere que sea una “reforma electoral”. Sí, pero resulta que esa es una canción cantada y ya pactada.

 

Según el proyecto del PAN, se propone sustituir al Instituto Federal Electoral -IFE- y crear un Instituto Nacional Electoral para centralizar el control de las elecciones en una sola coordinación, supervisión, cuidado y promoción.

 

El mismo documento dice que se debe aprobar como causal de nulidad de la elección al candidato que rebase el tope de gastos de campaña, incluida la elección presidencial, y que la FEPADE sea autónoma y que su jefe sea nombrado por el Senado de la Res-Pública.

 

Así, desaparecerían los institutos electorales estatales, los tribunales electorales estatales y habrá una autoridad única para calificar los comicios en todo el país. Con esto se le quitará -dijo ese día- el poder electoral a los gobernadores, no se comprarán las elecciones y se evitarán manipulaciones del voto.

 

Varios problemas: el primero de ellos es que con esto se rompe el pacto federal, porque centraliza un elemento de vida política interna con base en la soberanía de cada entidad. Así, se vuelve a la idea de una república central, en donde los poderes, la autoridad, el mando, la coordinación, el orden, el seguimiento, la política, la vida y el futuro de un país que se configuró como una república federal, se concentran en una entidad nacional.

 

Otro problema es el de que los Institutos Electorales Estatales, como el IFE, son rehenes no del gobierno sino de los partidos políticos que incrustan a su gente, que se sirven con cuotas de poder mediante sus consejeros afines, que crean estructuras más de partido político que electorales y democráticas, limpias, transparentes y rechinando de limpias, vaya contradicción

 

Y otro peor aún: Ahora sabemos que el PAN fue el que propuso que en el famosísimo Pacto por México apareciera la cláusula 5.3: Partidos Políticos y Elecciones en donde:

 

Ya se pactó el impulso de una reforma electoral; reducción y mayor transparencia del gasto de partidos, disminución en el monto de los topes de campaña, nulidad por rebase de topes de campaña; nulidad por uso de recursos al margen de las normas; nulidad por compra de cobertura informativa periodística; revisión de tiempos oficiales en tele y radio yyyyyy la creación de una autoridad electoral de carácter nacional y una legislación única para que se haga cargo de las elecciones federales, estatales y municipales. ¡Lo mismo, pues! “¿En qué quedamos, por fin, me quieres o no me quieres?”, canta el Pacto.

 

“Cruzada a favor del hambre”: ¿Estábamos mejor cuando estábamos peor?

 

Una contradicción es una negación y por tanto anula las propuestas de origen. Apenas se echó a andar la ya casi fallida Cruzada en contra del Hambre que habría de atender a 7.5 millones de mexicanos en extrema necesidad y que habría de coordinar la señora Rosario Robles, desde Sedesol cuando comienzan a crecer sus enanos en Veracruz, lo que dio motivo al enojo del PAN que consiguió adendar (por agregar) el documento original para cuidarle las manos a los sedesoles nacionales y luego que el gobierno del DF dijo que “quién sabe” pues tiene sus propios programas en la capital del país y luego que otros gobiernos y delegados hicieron fuchi a la señora y a la Cruzada.

 

Ahora resulta la contradicción, porque el gobierno dice que decidió atacar el hambre de los 7.5 millones de mexicanos y asesta un proceso inflacionario y una subida en los precios de los productos básicos que están produciendo más hambre, más necesidad y más indignación.

 

La inflación general, según el Banco de México, se incrementó hasta 4.65% en abril de este año; sin embargo, el componente de alimentos subió hasta casi el doble para llegar al 9.5%. Esto, traducido en pesos y centavos dice que el poder adquisitivo de nuestros centavos es menor cada día, mientras que los precios de la leche y derivados, el pollo y el huevo reportaron una inflación de 13% en un solo mes, en tanto que las hortalizas y las frutas reportaron 21.5%.

 

Habrá nuevos aumentos en el precio del transporte público, amenazan; es que sigue en aumento -y seguirá – el precio de la gasolina; los precios de la vivienda rentada aumentarán (INEGI); el chile serrano y el limón -“por causas climatológicas”- aumentarán su precio…

 

Naturalmente, el señor gobernador del Banco de México, Agustín Carstens dice que “esto es pasajero”; “los determinantes como la brecha de producción, salarial y las expectativas no indican una presión generalizada en los precios” (¡!).

 

Por lo pronto, en la casa de la gente de a pie se toman medidas con base en los registros microeconómicos que producen turbulencias “momentáneas” en la olla de los frijoles. Para empezar, en vista de que el precio del huevo subió hasta más de 30 pesos, las amas de casa han decidido comprarlos por pieza y no más de cuatro por semana;

 

En vista de que el tómate verde subió de precio a la estratósfera hasta 35 o 40 pesos el kilo, los compran por docena apenas para una salsa a la semana; las pechugas de pollo, que ahora están a 72 pesos el kilo, son sustituidas por “huesitos de pollo”, que salen más baratos. Menos frijoles a la semana; menos fruta; menos todo, y de vuelta a “la nieve de limón en la Alameda los domingos”.

 

¿Es una “cruzada antiobesidad” y no nos lo han dicho? ¿O una cruzada por la anorexia nacional? ¿O una cruzada a favor del hambre para que luego hagan otra Cruzada en contra del Hambre?

 

¿Mexicanos xenófobos y racistas?

 

¿Que muchos mexicanos son racistas? Sí: “¡Indio!”, “¡Prieto!”, “¡Naco!” son parte del grito de batalla que aquellos también morenos y morenas color de llanta utilizan para insultar a quienes consideran de menor condición social y “raza”. Es ancestral el tema. Y ahora nos hemos vuelto xenófobos.

 

Los migrantes centroamericanos que pasan por México lo saben y lo dicen: el problema no es cruzar la frontera de México con EU: el problema, que es tragedia, es cruzar México en donde existen todos los peligros y la maldad inimaginable de muchos.

 

¿Y qué tal el comportamiento mexicano con los chinos que aparecen por ahí de pronto sin hablar español? Tan fieros como son estos mexicanos con los mexicanos de origen indígena como con extranjeros.

 

Ocurrió la madrugada del jueves 9 de mayo cuando un grupo de meseros de un tugurio que se llama Palace Bar, en Garibaldi, golpearon y, presuntamente, dieron muerte a Malcom-Lafit Shabazz, un joven de 28 años, de color y nieto del luchador social en contra del racismo en EU, Malcom X.

 

Ese día, él y su amigo de origen mexicano Manuel Suárez llegaron al lugar invitados por “tarjeteras” de calle. Estuvieron en el lugar unas cuantas horas. Al término decidieron pedir la cuenta: mil 200 dólares –unos 15 mil pesos-: un robo, ciertamente.

 

Al negarse a pagar porque consideraron que esa cuenta no era cierta, un grupo de cuatro meseros golpeó a los dos, pero muy especialmente a Malcom, con quien se ensañaron en extremo, no así con el joven moreno Suárez. Sí al negro. Todo en contra del negro. Negro-negro-negro… y gringo…

 

El muchacho murió. Ahora se hacen las investigaciones; hace meses ocurrió el abuso sexual a seis turistas españolas; la muerte del canadiense Adam de Prisco; un disparo al turista de Nueva Guinea, en el DF; la muerte del canadiense Guy Real en Zipolite, Oaxaca; golpes y abuso sexual en contra de una canadiense en Mazatlán, Sinaloa; abuso sexual en dos inglesas turistas en Tulum, Quintana Roo, turista estadunidense asesinado en avenida del Mar en Mazatlán, Sinaloa, muerte del ucraniano Oleksandr Batychko en Playa del Carmen, Campeche… ¿Qué pasa aquí?

 

-¿Cómo estás?- (siempre la misma pregunta); -Bien- (siempre la misma mentira)