LAS VEGAS. O. J. Simpson logró una pequeña victoria hoy, cuando regresó al tribunal para el segundo día de audiencias en su intento por que le concedan un nuevo juicio en su caso de robo: la jueza dijo que le podían soltar una mano de las esposas para beber agua y tomar notas.

 

Simpson sonrió y saludó con la mano esposada a la altura de la cintura cuando entró a la sala del tribunal y vio a varios amigos y familiares entre los presentes.

 

Los abogados de Simpson entonces convencieron a Linda Marie Bell, jueza de Distrito del condado Clark, para que dejara que la ex estrella del fútbol americano tuviera libre la mano derecha. La mano izquierda la tenía esposada al brazo de la silla.

 

Los abogados de Simpson alegan que el letrado que lo representó en el juicio por robo, Yale Galanter, lo aconsejó mal jurídicamente y que tenía tales conflictos de interés que ameritan un nuevo juicio.

 

El ex jugador de fútbol americano, de 65 años, cumple una condena de entre 9 y 33 años de prisión por liderar a cinco hombres en el robo a mano armada de dos comerciantes de artículos de recuerdo deportivos en la habitación de un hotel de Las Vegas en 2007.

 

Gabriel Grasso, antiguo amigo de Galanter y miembro del equipo de defensa de Simpson, regresó al estrado el martes y criticó las promesas e ineficiencia de Galanter durante el juicio de 2008, así como en los procedimientos de condena y apelación posteriores.

 

Galanter necesitaba a Grasso como abogado local porque no tenía licencia para ejercer en Nevada. Pero Galanter estaba a cargo de la defensa, dijo Grasso.

 

“Yo podía aconsejar a O.J. el día entero, y él me respetaba mucho”, testificó Grasso. “Pero si yo le aconsejaba algo diferente de lo que decía Yale, él hacía lo que Yale le decía”.

 

Grasso agregó que la decisión de que Simpson no declarara en el juicio fue de Galanter.

 

Al ser interrogado por H. Leon Simon, fiscal estatal, Grasso reconoció que la jueza del caso, Jackie Glass, le preguntó específicamente a Simpson si quería declarar.

 

“O.J. dijo que no quería testificar”, dijo Simon.

 

“El Sr. Galanter le dijo: ‘Esto es lo que va a suceder’ “, dijo Grasso

 

“Ese era su derecho. El acusado tiene el derecho de testificar, ¿no?”, dijo Simon.