Ayer por la madrugada, una docena de jóvenes encapuchados tomaron las instalaciones de la preparatoria número 6 de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para exigir más libros, servicio médico, un bici estacionamiento, el retiro de las cámaras de vigilancia, la desactivación de un grupo porril y el esclarecimiento de la muerte de un alumno ocurrida en diciembre pasado.

 

Seis horas más tarde, la directora del plantel, Alma Angélica Martínez, negociaba con ellos el cumplimiento de sus peticiones para antes del inicio del semestre de agosto. A las 10 de la mañana se logró la reapertura del plantel y la regularización de las clases.

 

La comunidad de la preparatoria se mantuvo en la entrada principal, donde participaron en la discusión del pliego petitorio y apoyaron las soluciones de la directora. Los paristas, al ver que se lograba la resolución del conflicto, se negaron a seguir hablando y pidieron que se creara una comisión con la que discutirían nuevamente el pliego.

 

Esto calentó los ánimos entre los alumnos, quienes plantearon la posibilidad de tirar la reja. “Al fin ellos son 14 y nosotros muchos más. Si nos cobran la reja, ya la pagamos entre todos”, dijo una voz de mujer.

 

También hubo golpes entre un encapuchado y otro estudiante. Los docentes los detuvieron, mientras otra empleada gritaba que los estudiantes agredían a los que estaban “allá adentro”.

 

Martínez decidió que en ese momento se resolvería el pliego petitorio y le puso fecha a cada una de las demandas que hacían los dos jóvenes interlocutores, que para ese momento ya no estaban encapuchados. Además, aseguró que no habría represalias para los manifestantes.

 

A lo que no se comprometió fue a desactivar a los porros de la prepa y a hacer pública la información sobre el deceso del estudiante en la alberca. “Si quieren información se la piden a uno de los funcionarios”.

 

Sin embargo, la directora se negó a firmar ese documento, argumentando que puso de su puño y letra los compromisos con fecha. “Yo si tengo palabra Eduardo, ustedes son los que no han cumplido”, le reclamo Martínez al joven que participó en la negociación de la entrega del plantel.

 

Al final, la directora celebró el retorno a las aulas. Los estudiantes ingresaron con credencial en mano, mientras los encapuchados abandonaron el lugar por la puerta del estacionamiento.

 

Al cuestionarles si eran estudiantes, se reusaron a contestar y argumentaron que la capucha es parte del protocolo de seguridad del gobierno del Distrito Federal.

 

Por su parte, el rector de la universidad, José Narró condenó este tipo de acciones dentro de los planteles de la UNAM que, dijo, lastiman a la comunidad e interrumpen la labor cotidiana.