Yo usufructo, tú usufructúas, él usufructúa: todos usufructuamos… O, bueno, esa es la nueva modalidad con la que legisladores de la LXII Legislatura de la Cámara de Diputados nos quieren ver la cara de majes… o por lo menos eso parece.  ¿O sí? ¿O no?

 

Ya lo sabemos: esta semana les fue entregado en “usufructo” –por tres años- equipo digital: I Pads, Mini IPads, computadoras de escritorio, un Sistema de Recuperación de Desastres y más. Por lo menos eso decía el boletín de Comunicación Social de la Cámara de los Usufructos.

 

La otra parte contratante del equipo digital es ni más ni menos que la empresa Teléfonos de México, la que, por supuesto, lo entrega por tres años por el bien de la Patria; porque ama el trabajo legislativo y quiere que nuestros representantes estén a la altura de los tiempos.

 

La empresa del señor Carlos Slim no recibirá a cambio nada más que la satisfacción inmaculada de engrandecer a México y, por lo mismo, sería una ingratitud que llegáramos a pensar mal de esta operación que es un dechado de transparencia, o que ese contrato de “usufructo” tenga aviesos fines, como por ejemplo impulsar resultados legislativos a su favor o la contratación de tales o cuales servicios millonarios con este consorcio.

 

Y no debemos acusar a nuestros prohombres legisladores de insensibilidad o falta de tacto o voracidad, porque todo lo que hacen y reciben y exigen y cobran, lo hacen por nosotros, por nuestro bienestar, por nuestro Estado de Derecho y por nuestra felicidad perenne. Ingratitud de ingratitudes si pensáramos diferente.

 

No importa que hace apenas unos días se supiera del famoso software por el que la misma Cámara pagaría 115 millones de pesos. Una aplicación –se supo luego- que tiene un costo en el mercado de 5 millones de pesos y aunque haya dentro de la Cámara varias instancias que ya cuentan con el símil o símil cercano del sistema que se quería adquirir.

 

Y no hagamos olas con estos “usufructos” porque podríamos inhibir la salida de un político a la altura del arte desde ésta que comienza a ser una inolvidable LXII Legislatura en la que, según reconociera el presidente de la Mesa Directiva, Francisco Arroyo Vieyra: “no es el mejor momento para que los diputados y diputadas reciban IPads y Mini Ipads como apoyo tecnológico para su labor legislativa”.

 

Mmmm… “no es el mejor momento”… ¿Y cuándo sí es el mejor momento señor Legislador?

 

La UACM y la cajeta de Celaya… Que es decir: ahora el rector interino de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, doctor Enrique Dussel Ambrossini, va a saber lo que es cajeta de Celaya porque va a tener que cabalgar un potro nada fácil y si muy maloreado, malhumorado y mal averiguado, como es una parte importante de una de las universidades mexicanas más endeble y de más bajo perfil por sus resultados académicos y con más altos costos para todos nosotros en el Distrito Federal: la UACM.

 

Los últimos, fueron cuatro meses de confrontaciones, de dimes y diretes, de ganas de arreglar y no arreglar el conflicto entre la ex rectora, Esther Orozco, y su equipo, en confrontación con profesores, estudiantes del Consejo Estudiantil en Lucha y grupos estudiantiles que son integrantes del PRD, PT, Morena, Partido Comunista, las ligas espartaquista y anarquista y organizaciones relacionadas a los zapatistas y otros movimientos de huelga de la UNAM: no la querían ver ni en pintura; al final, la borraron.

 

Tanto el señor Miguel Ángel Mancera, como la mayoría perredista de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, invocaron la renuncia de la ex rectora. Al final la revocaron y se va a Europa, para participar en algún congreso en la Unesco, se dijo.

 

Lo que sigue para el señor Dussel es hacer una Universidad en toda la extensión de la palabra; trabajar con estudiantes que en verdad lo sean, predominar lo académico frente a lo politizado de una incipiente universidad en donde ya se recarga toda la furia de una izquierda siempre necesaria, pero ahí muy probablemente mal entendida en su sentido de la democracia.

 

El mal semblante michoacano. La cara del gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo y Figueroa, a su regreso luego de once días de ausencia por motivos de salud no parece ser el mejor de los semblantes. Se le ve pálido y demacrado, adelgazado de más y frágil. Pero regresó antes de treinta días. De haberlos cumplido, se hubiera tenido que convocar a elecciones extraordinarias.

 

Si regresó por su voluntad, férrea voluntad; pero si regresó, o lo regresaron, aún enfermo para cumplir con los tiempos legales y evitar que en este momento se lleven a cabo esas elecciones extraordinarias que sin duda favorecerían al PAN, entonces está haciendo un sacrificio político insospechado.

 

En todo caso, las fuerzas políticas priístas en Michoacán mantienen la confianza en que don Fausto se recupere bien durante este lapso o que, por lo menos, aguante lo que falta para cumplir los dos años en el gobierno para ser sustituido por el secretario de Gobierno, señor Jesús Reyna García, priista histórico, quien fue secretario particular del gobernador Carlos Torres Manzo del 74 al 78, titular de la Procuraduría estatal con el gobernador Ausencio Chávez entre 92-94 y secretario de Gobierno con Víctor Manuel Tinoco Rubí, 94-96.

 

En fin, que ya veremos si es un asunto de semblantes o de tiempos políticos.

 

Maduro no madura en Venezuela.- Nicolás Maduro baja en puntos para las elecciones de abril frente al candidato de la derecha venezolana, Henrique Capriles Radonski. De los 22 con que contaba según encuestas a la muerte del ex presidente Hugo Chávez, pasó a 20 y ahora está en 18 puntos. Aun así ganará las elecciones, a pesar de sus errores, digamos, casi infantiles o, de plano de ingenuidad política suprema.

 

Sus dichos: que Hugo Chávez en donde está, influyó para que designaran como Papa a un sudamericano; que él es “apóstol de Chávez”; que su equipo de campaña es el “comando Hugo Chávez” y, lo más reciente y más candoroso, es que de pronto, durante un evento político en el que tenía que decir un encendido discurso a lo Chávez, de pronto no tuvo teleprompter en donde leer y, por lo mismo, se quedó fuera de cuadro. San Hugo Chávez no ayudó al candidato teleprompter que se quedó sin habla. “¿Y cuando esté en la presidencia, Hugo?”

 

Un amigo no pregunta. Sólo llega y se aplasta.