Fiel a su peculiar estilo, el papa Francisco se presentó como un párroco de barrio en la parroquia de Santa Ana en la ciudad del Vaticano, horas antes de a celebración de su primer Angelus dominical en la plaza de San Pedro.

 

Así también rompió con toda la pompa vaticana y el protocolo formal de su primer Ángelus, al no saludar como ya era costumbre en todos los idiomas. Además de su clásico “recen por mí”, su firma como cardenal Bergoglio.

 

Radio Vaticana reporta que antes de entrar en la pequeña iglesia, para oficial la misa del quinto domingo de Cuaresma,  saludó a numerosas personas que se quedaron fuera por falta de espacio.

 

En tanto, a unos metros, miles de peregrinos arribaban a la Plaza de San Pedro en espera de participar y rezar junto al nuevo sucesor de Pedro en el Angelus de medio día.

 

En el primer encuentro, al que se estima asistieron más de 100 mil personas, el papa Francisco se asomó a la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico Vaticano y fue recibido por una ovación y en su oración se centró en  la necesidad de ser misericordiosos y pedir perdón, e ilustró la idea con una anécdota de su natal Buenos Aires.

 

“El rostro de Dios es el de un padre misericordioso. Siempre tiene paciencia con vosotros, los comprende y los entiende, no se cansa de perdonarlos si volvemos a él arrepentidos”, fue el eje de su primer mensaje dominical.

 

Ante una multitud, entre la que pudo verse una gran cantidad de banderas argentinas, el nuevo Papa que este martes celebrará su misa de investidura ante decenas de líderes mundiales, mencionó el pasaje bíblico en el que Jesús salva de la condena a muerte a una mujer adúltera. Y destacó, una y otra vez, que “el rostro de Dios es misericordioso”.

 

Y en su breve mensaje relató el diálogo que tuvo con una anciana de más de 80 años en Buenos Aires que quería confesarse durante una visita de la Virgen de Fátima, a lo que él le dijo “pero usted no tiene pecado”. Pero ante la insistencia de la mujer, bromeó con ella diciéndole “pero a lo mejor Dios no la perdona” contó Bergoglio, a lo que la anciana le respondió muy seria “Dios perdona todo” porque si no “el mundo no existiría”. Lo que el papa consideró sabiduría gregoriana.

 

También, tuvo tiempo para elogiar el libro del cardenal alemán Walter Kasper “La misericordia: clave del Evangelio y de la vida cristiana”, a propósito del tema en el que asegura que “un poco de misericordia vuelve al mundo menos frío y más justo”, aunque el jerarca católico mostró su sentido del humor al precisar ante la abarrotada plaza vaticana que su intención no es hacer publicidad a los libros de sus cardenales.

 

El papa Francisco también rompió con la tradición impuesta por Juan Pablo II de saludar en todos los idiomas en la plaza de San Pedro. Sólo lo hizo en italiano, a los peregrinos romanos, a los de todo el mundo y a los que participaban viendo la ceremonia por televisión. 

 

En tanto, Roma se prepara para la celebración del martes, día de San José en el calendario católico, con el arribo de presidentes de todo el mundo.

 

En la misa, Francisco recibirá el anillo del pescador, símbolo del papado como “pescador” de almas en referencia al apóstol Pedro, que le será colocado en el dedo anular de su mano derecha.

 

También se impondrá sobre los hombros del nuevo pontífice el palio, tejido por monjas benedictinas con lana de ovejas bendecidas. Se trata de una banda blanca con seis cruces rojas, que simboliza la autoridad pastoral y el servicio al pueblo de Dios.

 

Finalizado el ritual, Francisco quedará oficialmente investido como el papa número 266 de la historia de la Iglesia católica. (Con información de AP)