Ha llegado el momento de la definición para Miguel Mancera.

 

Deberá decidir cómo actuar: copiar el estilo de hacer política del presidente Enrique Peña, iniciar su campaña formal hacia el año 2018 o marcar un camino distinto en su forma de gobernar.

 

Lo veremos el jueves.

 

Ha convocado a un acto para celebrar el jueves los primeros 100 días al frente del Gobierno del Distrito Federal y en la forma se verá el fondo.

 

Tiene ciertas ventajas:

 

Por razones de calendario, la celebración es cuatro días después del presidente Peña, quien sustentó lo emprendido como una forma de transformar y no nada más administrar el país, crítica encubierta a sus predecesores del PAN, Vicente Fox y Felipe Calderón.

 

Tampoco encontró una entidad en crisis, como son los casos de sus compañeros de generación electoral: Graco Ramírez en Morelos, Arturo Núñez en Tabasco, Manuel Velasco en Chiapas y Aristóteles Sandoval  en Jalisco.

 

Todos tienen severos problemas de seguridad pública y de deudas.

 

Nada de esto distingue a la Ciudad de México, donde la inseguridad pública es la misma desde hace años y la situación económica es manejable.

 

Sus 55 mil millones de pesos de deuda pública, más cinco mil autorizados por el Poder Legislativo, son manejables gracias a un presupuesto superior a los 140 mil millones de pesos.

 

A esa condición se ha sumado el apoyo federal.

 

-No puedo descuidar la Ciudad de México porque en ella vivo -ha comentado en privado el presidente Peña Nieto y, acto seguido, autorizado dos mil millones de pesos más para prolongar la Línea 12 del Metro.

 

No faltan las emergencias: una infraestructura deteriorada, cuatro mil millones pendientes de pago por la Línea 12, otros 800 prometidos por el gobierno anterior a la burocracia -130 mil trabajadores- como bono de fin de sexenio y una Universidad Autónoma de la Ciudad de México en crisis porque su ex rectora Esther Orozco se niega a irse.

 

Con este panorama, Mancera podrá definir hacia dónde lleva a la urbe.

 

 

DESAGRADABLE SORPRESA PARA VELASCO

 

 

El gobernador Manuel Velasco creía haber superado los sustos.

 

Se equivocó.

 

Días atrás lo llamó un empresario muy poderoso y le mostró documentos según los cuales el gobierno de Juan Sabines usó un crédito emergente de 12 mil millones de pesos para cubrir su retirada.

 

Usted sabe: pago de obra a contratistas, bonos a burócratas, cierre de cuentas…

 

Amén de no estar contemplados en la deuda reconocida, unos 30 mil millones, el interés es descomunal: 14% anual.

 

O sea, de réditos Chiapas deberá desembolsar mil 680 millones de pesos anuales.

 

Velasco estudia qué hacer y la consecuencia es obvia: acudirá al gobierno federal en busca de más apoyos.

 

ERUVIEL Y LAS PRESIONES DE ANTORCHA

1.- Lo adelantábamos el lunes:

 

La desaparición de grupos de autodefensa traería problemas muy serios si efectivamente atrás de ellos está el narcotráfico, guerrillas y otras organizaciones delincuenciales.

 

En Buenavista retuvieron a decenas de militares.

 

Pese a esto, ayer se revivió la orden y el secretario Miguel Ángel Osorio Chong deberá garantizar su cumplimiento: ninguna tolerancia a autodefensas con armas de alto poder y no reconocidas por las autoridades locales.

 

Y 2.- el Movimiento Antorchista lo volvió a hacer.

 

Esa quimera vestida de lucha social bloqueó el centro de Toluca con miles de personas llevadas con derroche de recursos, autobuses, plantas de luz y estructuras para templete.

 

Mal haría el gobierno de Eruviel Ávila si cede a las viejas prácticas del chantaje.