En México existen al menos seis sectas peligrosas, de las cuales, la más destructiva ha sido la de los Defensores de Cristo, cuyos líderes y miembros fueron detenidos el pasado 25 de enero, en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

 

“México ha sido la sede de la más destructiva y peligrosa de las que hayamos tenido que estudiar y combatir en toda América Latina y España”, alertó el presidente de la Red de Apoyos a las Víctimas de Sectas (RAVICS), Héctor Walter Navarro.

 

La RAVICS estima que el total de víctimas afectadas por esta secta, tan sólo en México, rebasa las cuatro mil personas, mientras que los adeptos On Line podrían rebasar los 10 mil. Todos ellos envían dinero a los Defensores de Cristo a cuentas bancarias en México, Venezuela, España, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay y Brasil.

 

Además de los Defensores de Cristo, en el país operan las sectas Fundación Isha, La Familia Religiosa, Nueva Acrópolis, Cuarto y Quinto paso, Hare Krishna y Sathya Sai Baba.

 

Líderes peligrosos

 

El sistema Isha, explicó Walter Navarro, es una secta que, según su página de internet, se dedica a “cultivar el amor incondicional hacia uno mismo” y ofrece sanaciones por los que cobran entre 6 mil y 10 mil dólares.

 

Su líder es una mujer australiana que se hace llamar Isha Judd. Esta persona tiene denuncias en Argentina, Uruguay y México por fraude, asociación delictuosa, ejercicio ilegal de la medicina y reducción a la servidumbre.

 

De hecho, la Comisión de Derechos Humanos de Morelos denunció que el 5 de febrero pasado, la 24 Zona Militar recibió un curso impartido por Isha, dirigida a disminuir el estrés, la ansiedad y el insomnio para militares, generales y tropa.

 

La secta Nueva Acrópolis, a través de juramentos de obediencia y presión psicológica gradual, logra que el adepto suprima su libertad de acción y pensamiento.

 

Hare Krishna utiliza la meditación como método para enganchar a sus seguidores. Las denuncias en su contra son por abusos sexuales y físicos.

 

Nuevos testimonios

 

Ayer, en conferencia, dos víctimas de los Defensores de Cristo dieron testimonios sobre sus experiencias en la secta. Norma Ceja se involucró con la organización en 2009. Ella y su esposo formaban parte de ésta. El milagro que la secta le prometió era tener un hijo, a su esposo le aseguraron que sería millonario, todo a cambio de pagar sus diezmos.

 

El esposo de Norma se alejó de ella para seguir formando parte de este grupo y hasta el momento no sabe dónde se encuentra.

 

La segunda víctima es Blanca Castro, que solía usar el nombre de Ariel. Es esposa de Losanger Arenas desde 2008. Huyó de México en 2010 y se refugió en Perú debido a las amenazas de muerte recibidas en contra de ella y su familia.

 

Ignacio González de Arriba llegó a Coahuila en 2010 y se instaló en casa de Blanca y Losanger. Después llegó su madre y los demás Apóstoles. Su objetivo, comenta Blanca, era usarla de trampolín para instalar la secta, debido al perfil mediático que ella representa.

 

“Fraguaron esto desde muchos años antes, para después aprovecharse de la infraestructura que se había creado antes de la llegada de Ignacio. Losanger estaba coludido con Ignacio González desde 2004”, cuenta.

 

Blanca sufrió encierro, violaciones, golpes y amenazas.

 

Como consecuencia, actualmente sufre de estrés postraumático, pesadillas y tics nerviosos.

 

Las razones por las cuales decidió dar su nombre verdadero son para tener el valor civil de denunciar y evitar que se repitan situaciones similares y para responsabilizar a los Defensores de Cristo de cualquier cosa que le llegara a pasar.

 

Blanca trabajó para diversos medios de comunicación en Coahuila y fue coordinadora de comunicación social del ex gobernador Enrique Martínez y Martínez.