Para muchas personas el conducir de noche es un gusto, a otros no les importa  y algunos prefieren evitar conducir mientras el sol está oculto. En este ultimo caso existe una buena razón. Durante la noche la probabilidad de sufrir un accidente se incrementa debida a la escasa visibilidad.

 

Desde otra perspectiva conducir mientras la mayoría de las personas están durmiendo tiene sus ventajas y una de ellas es que la afluencia de vehículos es menor. De esta manera es más rápido llegar a nuestro destino. Pero también es mucho más peligroso. Por lo regular cuando prendemos el televisor por las mañanas para ver las noticias es común ver el gran de número de accidentes que suceden mientras dormíamos. Si comparamos cifras veremos que la tasa de mortalidad es tres veces mayor durante la noche, mientras que alrededor de dos tercios de los atropellamientos suceden en las primeras horas del día.

 

Existen tres factores que propician que el conducir se convierta en un arma letal sobretodo durante la noche: una mala visibilidad, fatiga y el estar bajos los efectos del alcohol o alguna droga. Si de día puede resultar fatal conducir cansado o intoxicado, hacerlo durante la noche se potencializa debido a la poca luz.

 

 

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Si nos sentimos cansados procurar no tomar el volante, ya que la fatiga se convierte en un asesino en potencia en la carretera. Al estar fatigados nuestros reflejos son más lentos y por mínimo que parezca esa fracción de segundo hace la diferencia entre la vida y la muerte. Siempre que maneje, ya sea de día o de noche, tenga sus sentidos al máximo.

 

Recuerde que conducir por más de doce horas o sin dormir es casi tan malo como conducir borracho, así que lo mejor es detenernos en una estación de gasolina, para tomar algún refrigerio y estirar el cuerpo, pero si aun le quedan mucho kilómetros por recorrer recline el asiento y tome una siesta. Cada año se registran cientos de muertes debido a que el conductor se queda dormido mientras maneja.

 

Si el conducir cansado es peligroso, las probabilidades se multiplican si se hace bajo los influjos del alcohol o algún estupefaciente. Es en la madrugada de los fines de semana cuando más existen accidentes nocturnos. Al beber de más, nuestra euforia aumenta, misma que se transmite cuando pisamos el acelerador. Desgraciadamente para el conductor y demás automovilistas nuestros reflejos se ven aletargados. En el mejor de los casos todo termina en un accidente.

 

 

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Dado que la vista es fundamental para la mayoría de las tareas que realizamos día a día, la mala visibilidad es el mayor problema al conducir de noche. Si bien, los vehículos cuentan con faros, estos solo nos permiten observar una pequeña parte de la carretera. A lo anterior hay que sumar que en algunos casos nuestra vista se ve afectada por las luces de los vehículos que van en contraflujo.

 

Con el fin de mejorar su seguridad al volante, hay algunas cosas que usted definitivamente debería hacer. Primero que todo, debemos de debemos de manejar a una velocidad prudente y conservar nuestro carril. Muchas veces pensamos que somos los únicos que vamos en ese camino, el hecho de no ver un vehículo durante algunos minutos no significa que no haya nadie más.

 

Con las luces encendidas podremos tener una visibilidad aproximada de 100 metros. En caso de que apareciera un obstáculo a esa distancia tendremos el tiempo suficiente para evitarlo, ya sea esquivándolo o haciendo alto total. Es aquí donde una vez más entra el porque debemos manejar en nuestro sano juicio. Por ello es recomendable tener nuestras luces, tanto delanteras como traseras en óptimas condiciones, además de que los limpiadores estén en buen estado.

 

 

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Por último, si su vehículo sufre una avería, trate de salirse de la carretera por completo. Encienda las luces intermitentes y la luz del habitáculo. Inmediatamente coloque los triángulos reflectores. En caso de ir acompañado y si es posible que todos los ocupantes salgan del automóvil y se mantengan lejos del camino.