Educación fue el reto científico más importante identificado por los casi 365 mil participantes en la Agenda Ciudadana Dale un Sí a la ciencia, ejercicio que del 7 de noviembre de 2012 al 30 de enero de este año compulsó la opinión pública respecto a los temas prioritarios de la ciencia, la tecnología y la innovación, y que se plantea como insumo para el posterior diseño de políticas públicas.

 

El resultado significa que existe la percepción social de que la educación –así como su diseño e impartición– es al mismo tiempo causa y solución de un problema mayor: la apropiación social del conocimiento. Es decir, la gente identifica que en la ciencia, la tecnología y la innovación están las principales respuestas a los graves problemas de tipo social, económico, político y cultural que enfrentamos todas y todos de manera cotidiana, pero también que hace falta una mayor divulgación para el fomento de nuevas vocaciones científicas y una mejor vinculación entre el conocimiento que se genera en los centros de investigación y las empresas, de modo que la innovación pueda ser concebida como un bien inmaterial y aplicada, de modo que sus beneficios se transformen en mejores condiciones de vida, tanto en lo subjetivo como en lo material.

 

La dinámica de la consulta fue muy sencilla: todo ciudadano o ciudadana que así lo quiso, eligió tres, de un total de 10, retos o problemas que, a su juicio, podrían atenderse con base en el conocimiento la científico-tecnológico y la aplicación de innovación. Además de la educación, el resto de los temas (en orden alfabético) son: agua, cambio climático, energía, investigación espacial, medio ambiente, migración, salud mental y adicciones, salud pública y seguridad alimentaria.

 

Esta consulta tuvo un doble objetivo: conocer la opinión de la ciudadanía respecto de la importancia que la ciencia podría significar como solución a problemas económicos, sociales, ambientales, etcétera. Por otro lado, se trata de acercar sus resultados a los tomadores de decisión, como los gobernantes y los legisladores, para que en el futuro se diseñen mejores políticas que atiendan precisamente esos problemas que los ciudadanos han identificado como prioritarios.

 

La consulta se puso como meta alcanzar al menos 300 mil votos o expresiones, a razón de 100 mil participaciones por mes. El resultado superó esa cifra por 60 mil expresiones personales, mismas que fueron captadas tanto por las mesas distribuidas en la vía pública y en diversas sedes en todo el territorio nacional, así como por la página de Internet y las redes sociales de la Agenda Ciudadana.

 

Cabe señalar las dificultades iniciales para que este ejercicio prendiera entre la opinión pública: las 16 organizaciones convocantes, entre ellas el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), la Academia Mexicana de Ciencias (AMC) y el Foro Consultivo Científico y Tecnológico (FCCyT), tuvieron que hacer una muy esforzada campaña para promover la participación popular en esta consulta.

 

Por lo pronto, en el ámbito nacional la Agenda Ciudadana ha impactado favorablemente, lo mismo en la Cámara de Diputados como en el Senado de la República. La consulta coincide también con la construcción de una hoja de ruta sobre las políticas públicas proyectadas hacia el 2030 en los países de la comunidad iberoamericana y del Caribe, que tiendan a contribuir la inserción de estas naciones, tanto en la sociedad como en la economía del conocimiento.