Suele verse al pescado como uno los componentes más saludables en la dieta y en realidad lo es, aunque dicha afirmación debe tomarse con cautela.

 

Esta semana, se reunieron miembros de Naciones Unidas para establecer cómo reducir el mercurio en nuestro medio ambiente para el 2015.

 

¿Qué tiene que ver dicha cumbre efectuada en Suiza con nuestra alimentación, con precauciones de embarazadas y, en particular, con el consumo de pescado?

 

Estudios recientes han detectado que alrededor del 84% de los pescados tienen niveles elevados de mercurio, los cuales son nocivos para la salud. El programa de la ONU para el Medio Ambiente declaró que la presencia de mercurio en los primeros 100 metros de profundidad de los océanos se ha duplicado en el último siglo y esto repercute directamente en el aumento de este metal en nuestro organismo.

 

La exposición a niveles altos de mercurio puede afectar permanentemente el cerebro, corazón y riñones, pero el daño suele ser más severo en mujeres embarazadas o lactando, ya que los efectos se multiplican en feto e infante.

 

Una elevada concentración de mercurio en el recién nacido incluso llega a resultar en daño cerebral, convulsiones, retraso mental, incapacidad para hablar y ceguera.

 

Por esta razón es importante que las mujeres embarazadas eviten comer pescados con alto contenido de mercurio, como lo son atún, mero, pez espada, tiburón, marlín o trucha de lago.

 

Lo difícil del tema es que el pescado, al mismo tiempo, cuenta con características indispensables para el organismo. Es buena fuente de proteína baja en grasa saturada (la cual contiene vitaminas y minerales), además de poseer omega 3, el cual ayuda a incrementar el colesterol bueno (HDL) y a prevenir infartos.

 

Por ello, a quienes se encuentren embarazadas o planeen estarlo pronto, se les recomienda consumir dos veces por semana pescados con menores concentraciones de mercurio (salmón, bacalao, lenguado y tilapia) y evitar alimentos como atún o pez espada. En tanto, al resto de la población se le aconseja comer pescado de dos a cuatro ocasiones semanales, procurando que sólo una de ellas sea alguno de los pescados grandes o depredadores arriba mencionados.

 

El pescado no tendría repercusiones negativas para la salud si los mares no estuvieran tan contaminados por mercurio y eso nos obliga a tomar precauciones adicionales en la dieta.

 

Por cierto, México se encuentra entre los países que emiten más contaminación de mercurio de acuerdo a estudios de agencias especializadas.

 

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