El gobierno argentino logró controlar los saqueos registrados durante los últimos dos días en todo el país y que dejaron un saldo de dos muertos y más de 500 detenidos.

 

Aunque se mantienen los operativos de vigilancia en la mayoría de las provincias del país, la tensión vivida durante el jueves y viernes se redujo y ahora las autoridades sólo esperan que los violentos robos ya no se repliquen.

 

Los saqueos a tiendas y supermercados que comenzaron el jueves en la patagónica ciudad de Bariloche se expandieron luego hacia todo el país y se replicaron en Rosario, la zona metropolitana de Buenos Aires, Tucumán, Misiones, Córdoba, Chaco y Santa Fe.

 

Tan sólo en la provincia de Buenos Aires el gobierno reportó la detención de 375 personas que la víspera trataron de ingresar en grupo en diferentes supermercados y que, al ser repelidos por la Policía, comenzaron batallas con palos y piedras.

 

Las únicas víctimas fatales hasta ahora son una mujer que fue atacada con un arma blanca y un joven de 20 años que fue baleado, en una tragedia registrada en Rosario.

 

Desde el mismo jueves, el gobierno denunció que los saqueos habían estado instigados por líderes sindicalistas opositores que quería generar un caos social en vísperas de Navidad.

 

El principal acusado fue Hugo Moyano, líder de un sector de la Central General de Trabajadores que hasta el año pasado fue un firme aliado de la presidenta Cristina Fernández pero ahora es uno de sus máximos críticos.

 

Sin embargo, Moyano replicó en un duro discurso que los saqueos se deben “a la necesidad de la gente” y anunció una demanda en contra de los funcionarios que lo relacionaron con los mismos.

 

Mientras el gobierno y Moyano continúan la pelea por la responsabilidad de los robos, diversos sectores sociales, desde la Iglesia Católica hasta los organismos de derechos humanos, salieron a repudiar la violencia sufrida los últimos dos días en el país.