Estructurado, racional, hermético… y soberbio son las definiciones que se escuchan al preguntar su nombre, pero lo que todos repiten es que Luis Videgaray es muy inteligente y el hombre más cercano al presidente electo Enrique Peña Nieto.

 

Le habla al oído, está en sus principales decisiones, le recomienda al equipo, es el hombre que siempre está a un lado, pero a diferencia de otros consejeros súper poderosos como José María Córdoba, él no es hombre de sombras, busca los reflectores, hasta disfrutaba en la campaña los debates que sostenía en las radiodifusoras con los demás coordinadores.

 

Preguntar sobre la personalidad de Luis Videgaray provoca un gran silencio, sin importar el partido político del interlocutor, las respuestas se obtienen con dificultad, pero todos reconocen su inteligencia y muchos consideran que su gran defecto es la soberbia.

 

Pero este silencio se acaba cuando la pregunta no es respecto a él, sino al próximo presidente electo y entonces el nombre de su coordinador general de la transición se repite al infinito, como el personaje que deja a la sombra a todos los demás.

 

Y de ahí la otra pregunta obligada ¿no opacará el carisma de Enrique Peña Nieto? A lo cual los cercanos responden de inmediato “hacen una excelente mancuerna”.

 

Consideran que se complementan, la personalidad carismática y expansiva de Peña Nieto, con la estructurada y racional de Luis Videgaray.

 

Pero hay otros que simplemente denominan a Videgaray Caso como el cerebro detrás de Peña Nieto

 

Esta amistad nació hace más de diez años, cuando se conocieron en la restructuración de la deuda del Estado de México. Peña Nieto era el secretario de Administración del gobierno estatal y Luis Videgaray trabajaba como director de Finanzas públicas estatales y municipales en la consultoría Protego, que creó Pedro Aspe, para ayudar a los gobiernos estatales a financiar su deuda pública.

 

Después, en 2005, desde el inicio del gobierno de Peña Nieto, se convirtió en el secretario de Finanzas y en el hombre más fuerte del equipo, ya que desde ese cargo ayudó a articular el gabinete y de alguna manera servía como jefe del mismo.

 

Pero también mantuvo el liderazgo entre 2008 y 2009, fue coordinador nacional de los secretarios de Finanzas estatales y así se fue enfilando hacia el reconocimiento público y el camino de la política.

 

Su escuela como sello

 

A pesar de que se hizo militante del PRI desde 1987, Videgaray no siguió al inicio un camino político al inicio de su vida profesional.

 

Pero el nacido en 1968, año que para muchos significa el inicio de la transición mexicana, como todo buen joven participó en la política escolar y llegó a presidir la sociedad de alumnos en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), donde estudió Economía.

 

Al mismo tiempo estudiaba Leyes en la UNAM, sin embargo, a pesar de que los políticos cercanos hablan de esta segunda carrera, en los perfiles oficiales, como el que se encuentra en la Cámara de Diputados y la página de Peña Nieto no se mencionan estos estudios.

 

En el ITAM, que desde aquella época era el granero de la clase política mexicana, estableció relaciones que le serán de vital importancia en el próximo gobierno.

 

En la escuela conoció al actual líder de los senadores panistas, Ernesto Cordero; a Roberto Gil, al secretario de Hacienda de Felipe Calderón, José Antonio Meade; a los senadores perredistas Armando Ríos Píter y Mario Delgado, con éste último tuvo mucho trato cuando ambos eran secretarios de Finanzas, uno del Distrito Federal y otro del Estado de México.

 

Cuando Luis Videgaray era presidente de la sociedad de alumnos, Raúl Murrieta, quien se quedó un tiempo como en la Secretario de Finanzas mexiquense, era el vicepresidente.

 

Del ITAM también dependió su carrera en el ámbito económico y su doctorado.

 

Uno de los profesores del ITAM, Carlos Sales, era coordinador de asesores del entonces secretario de Hacienda, Pedro Aspe, y fue quien lo acercó con él.

 

Videgaray fue asesor del secretario de Hacienda de 1992 a 1994, posteriormente como hizo con sus alumnos distinguidos, Aspe Armella lo envió al Instituto Tecnológico de Massachusetts a hacer su doctorado en Economía, de 1994 a 1998, de donde se tituló con la tesis La respuesta fiscal a los choques petroleros.

 

De acuerdo a su currículum oficial, cuando estudiaba el doctorado, en 1996 Videgaray fue asesor en la secretaría de Energía y en Banobras.

 

A su regreso, Videgaray se incorporó a la consultora de Pedro Aspe, Protego, en donde se desempeñó primero como subdirector de Banca de inversión, y posteriormente como director de Finanzas públicas estatales y municipales.

 

Foto molesta

 

La personalidad de Luis Videgaray, estructurada y firme, a veces lo convierte en un hombre duro. En su paso por la Cámara de Diputados en la LXI Legislatura una anécdota lo mostró así.

 

A finales de septiembre de 2010 le sacó una foto al diputado del PT Oscar González Yáñez dormido en plena sesión y la subió a Twitter; cuando el legislador pidió la renuncia de Videgaray a la presidencia de la Comisión de Presupuesto por este hecho, simplemente respondió: “al Congreso se viene a trabajar y no a dormir”

 

Ya desde entonces era el hombre fuerte de Peña Nieto en el Congreso, la bancada mexiquense era más fuerte que la de los propios partidos y él, como presidente de la comisión era importante factor para decidir lo que recibirían los gobiernos estatales.

 

Es así que hasta los cercanos reconocen que su trato es un poco difícil, las razones, las basan en su mente muy estructurada y hasta cierto punto obsesiva, lo cual, lo hace previsible, pero muy exigente.

 

Su fuerza es clara desde la infancia, ya que a los 11 años quedó huérfano de padre y como el mayor de sus hermanos le tocó ayudar a su madre.

 

Es un buen bailador y un gran aficionado a los deportes en el soccer su equipo son los Pumas, y en el americano los Acereros.

 

En su paso por la campaña y la transición se le acusó de triangular dinero del estado de México a la campaña, la defensa que hizo de él Murrieta Cummings fue una muestra del afecto de años que se tienen.

 

A pesar de los golpeteos sigue siendo el más cercano a Peña Nieto, pero como muchos comentan su fuerza es tan grande, que puede convertirse en una debilidad.