“Habrá sorpresas”, atajó uno de los miembros del equipo de Enrique Peña Nieto, cuando se refirió a la lista definitiva sobre el gabinete. “Aún no hay nada confirmado”, agregó otro colaborador del equipo íntimo del próximo Presidente. El gabinete ha generado tanta expectativa como misterio. Tanto, que ya nadie quiere confirmar si se anunciará el jueves, como se había anticipado, o el viernes.

 

El gabinete de Peña Nieto ha sido descrito en términos kremlinológicos, a través de los símbolos y las señales. En el propio equipo de transición se han dejado correr varios nombres en la prensa o, ellos mismos los han informado a distintos columnistas.

 

Uno de ellos es el de Emilio Chuayffet como próximo secretario de Educación, que generó una reacción inmediata en la Cámara de Diputados, a través de legisladores de Nueva Alianza. “Chuayffet no transita”, dijo un cercano a la maestra Elba Esther Gordillo, a quien se le ha dado la capacidad de veto, si bien no de voto.

 

“Hay todavía negociaciones pendientes”, agregó uno de sus cercanos. Chuayffet, quien se encuentra delicado de un ojo, no ha dado muestras de no estar interesado en el cargo, aunque ha tenido varias reuniones con Aurelio Nuño, encargado de educación en el equipo de transición.

 

El carrusel del gabinete es una práctica común cada seis años. El primer trabajo de revisión de las ternas iniciales lo realizó Andrés Antonius González, quien fue incorporado al equipo de transición como encargado de planeación.

 

A Antonius González también le correspondió hacer la revisión de los antecedentes de cada uno de los que pasaron los primeros filtros, para evitar sorpresas como sucedió con Fausto Alzati, quien se ostentaba como doctor, y que cuando se descubrió que aún no lo era, tuvo que renunciar a su cargo de secretario de Educación en el gobierno de Ernesto Zedillo.

 

La revisión de las ternas, de acuerdo con fuentes del equipo de transición, se realizó el fin de semana pasado, y conforme al procedimiento que mantiene Peña Nieto, habló personalmente con los finalistas. En el entorno del equipo íntimo del presidente electo aseguran que quienes van a ser secretarios de Estado ya lo saben. Pero al mismo tiempo, otros en el mismo nivel señalan que no están definidos todos los cargos.

 

Por ejemplo, el revuelo de este martes se dio en torno de quién ocupará la cartera de Relaciones Exteriores. Dos nombres corrieron profusamente en círculos políticos. Uno que ha sido descartado en el equipo de transición, que es el del embajador ante el Reino Unido, Eduardo Medina Mora. Otro, el del actual secretario de Hacienda, José Antonio Meade. En ningún caso se pudo confirmar ningún movimiento.

 

Meade se había perfilado como director de Pemex en la nueva administración, un cargo que ha buscado Emilio Lozoya, el vicecoordinador de Asuntos Internacionales del equipo de transición.

 

En términos de señales, Lozoya tendría que ser canciller, al haber acompañado a Peña Nieto a las visitas con el presidente Barack Obama y el primer ministro canadiense Stephen Harper. “Pero no hay nada seguro”, insistió una persona en el equipo de transición.

 

Las piezas se seguían moviendo hasta anoche.

 

Otro factor que ha influido en la indefinición son las buenas recomendaciones que mandatarios de Sudamérica hicieron al presidente sobre Alicia Bárcena, la directora de la Comisión Económica de América Latina (CEPAL).

 

Bajo esos criterios, quedarían confirmados Miguel Ángel Osorio Chong en la Secretaría de Gobernación, Luis Videgaray en la Secretaría de Hacienda, e Ildefonso Guajardo, quien por primera vez acompañó dentro de la comitiva al presidente electo, en la Secretaría de Economía. La duda, una vez más, es Lozoya, sobre el porqué, si no es el canciller, quien lleva la batuta en las reuniones ministeriales, habría acompañado a Peña Nieto.

 

Si al final se decide que Lozoya se quede en la cancillería, Medina Mora podría ser el nuevo embajador en Washington, toda vez que el actual representante, Arturo Sarukhán, se irá a un sabático del Servicio Exterior en el sector privado.

 

Lozoya no sería la cabeza de sector si quedara en Pemex, sino el secretario de Energía, que se balancea entre Meade y el actual presidente del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, a quien como segunda opción lo tienen perfilado para Agricultura.

 

En esa secretaría se había pensado en Beatriz Paredes, quien también ha sido ubicada en la nueva Secretaría de la Reforma Agraria y Desarrollo Urbano y Territorial. Sin embargo, aunque ella está confiada en quedar dentro del gabinete, todavía no está segura.

 

Otro personaje con posibilidades es Enrique de la Madrid, hijo del ex presidente Miguel de la Madrid.

 

Las cosas, a decir de integrantes en el equipo de transición, no están claras para la mayoría de las personas que irán al nuevo equipo.

 

Citan, por ejemplo, a Jorge Carlos Ramírez Marín, prácticamente en la silla de secretario de Trabajo la semana pasada, y hoy aparentemente superado por Alfonso Navarrete Prida. Lo mismo sucedió con Claudia Ruiz Massieu, propuesta para la Secretaría de Turismo, a quien en las últimas horas le salió competidora, Yvonne Ortega, la ex gobernadora de Yucatán.

 

Pero quizás la sorpresa más grande que corrió en los círculos políticos es la caída aparente de Rosario Robles como secretaria de Desarrollo Social, que se daba prácticamente como segura, y la emergencia de Carolina Viggiano, quien manejó las organizaciones sociales durante la campaña presidencial, hidalguense y es esposa del gobernador de Coahuila Rubén Moreira.

 

Entre quienes no se han movido del mosaico son Jesús Murillo Karam, como procurador general, y Gerardo Ruiz Esparza, para la Secretaría de Comunicaciones y Transportes. Y quienes encontraron nuevos adversarios son Rodrigo Reyna, responsable en el equipo de transición en el tema de salud, para el despacho correspondiente, y Osvaldo Santín, también en ese equipo, quienes aparecían ayer como los finalistas para el puesto.