MADRID. Los comicios regionales celebrados este domingo en Galicia y el País Vasco han profundizado el hundimiento del Partido Socialista, la principal fuerza opositora en España, y encumbrado a los nacionalistas vascos, que recobran el poder.

 

Los malos resultados cosechados por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en ambas comunidades autónomas son resaltados por todos los analistas.

 

Este nuevo descalabro se suma al sufrido en las elecciones generales de hace un año, que llevaron al Partido Popular (PP) de Mariano Rajoy al gobierno.

 

El PP puso el acento en su amplia victoria en Galicia, su gran feudo tradicional junto con Castilla-León, que permite al Ejecutivo de Rajoy aliviar la fuerte presión a la que está sometido por la crisis y los recortes para reducir el déficit como exige la Unión Europea.

 

Los comicios no dejaron, sin embargo, ningún alivio al PSOE, que perdió nueve diputados en las elecciones vascas y siete en las gallegas, con respecto a 2009.

 

Estos resultados han hecho que varias voces internas se alzaran este lunes para reclamar un cambio y asegurar, como el eurodiputado Juan Fernando López Aguilar, que el Partido Socialista afronta una situación “muy grave, la peor en 35 años”.

 

El “núcleo duro” de la dirección socialista hizo hoy autocrítica y tras una reunión celebrada en Madrid, la “número dos”, Elena Valenciano, anunció la disposición a acometer todos los cambios que sean necesarios al entender que los ciudadanos les han enviado el mensaje de que deben ir “más deprisa y más a fondo” para recuperar su confianza.

 

No obstante, recordó que la actual dirección que encabeza el veterano Alfredo Pérez Rubalcaba solo lleva ocho meses, tras la retirada del anterior líder y presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero.

 

Según Valenciano, hoy nadie planteó en la reunión la dimisión del ex ministro de interior en el gobierno anterior y actual líder de la oposición socialista.

 

El PSOE afronta una difícil situación tras el fuerte castigo recibido en las generales del pasado año y solo mantiene el gobierno de dos comunidades de las 17 de forman el Estado español: Andalucía y Asturias.

 

Además, se enfrenta a tensiones de cara a las elecciones en Cataluña el 25 de noviembre, después de que el presidente regional, Artur Mas, adelantara dos años los comicios y planteará su apuesta soberanista que incluye la celebración de un posible referéndum de autodeterminación.

 

Un nuevo fracaso en Cataluña, uno de sus principales viveros de votos, agravaría aún más su situación de debilidad, según los analistas.

 

En el País Vasco, los malos resultados les suponen perder el Gobierno regional, que volverá a manos nacionalistas.

 

El socialista Patxi López, al frente del Ejecutivo vasco desde 2009, no pudo capitalizar el cese de la actividad armada de la organización terrorista ETA, anunciado hace un año.

 

Los grandes beneficiarios de la cita con las urnas, la primera sin la amenaza directa de ETA, fueron los independentistas de izquierda agrupados en EH Bildu, que consiguieron 21 diputados.

 

Los 27 escaños del PNV sumados a los 21 de EH Bildu dan una mayoría nacionalista de 48 diputados en una cámara de 75 asientos.

 

Miembros del Partido Popular expresaron su inquietud por esa mayoría nacionalista-independentista en el País Vasco ante una eventual deriva soberanista como la emprendida en Cataluña. EFE