Cecilia Giménez, mujer española de 81 años y aficionada a la pintura, jamás imaginó el revuelo mundial que causaría su trabajo de restauración sobre el fresco del siglo IX, el Ecce Homo de Borja.

 

En su amable gesto por intentar arreglar la figura de Cristo, que pintó Elías García Martínez, dañado por la humedad en la iglesia que lo aloja, produjo una imagen  caricaturesca que para unos fue divertida y a otros más les generó horror, pero que ha desatado todo un merchandising alrededor del fresco.

 

Ahora la imagen ya circula estampada en camisetas, celulares, tazas, veladoras y otros tantos artículos. Ya incluso cuenta con más de una marca de vino. Y hay clubs de fans que piden se mantenga la versión restaurada.

 

La pintura en la iglesia de Borja fue por décadas una obra casi desconocida, creada por un artista español sin fama. Tras la modificación de la octagenaria, la obra se ha vuelto icono internacional ideal para la comercialización de productos con la imagen.

 

Las redes sociales tuvieron una labor importante para difundir este hecho. Incluso a través de estas el fresco  fue rebautizada como “Ecce Mono” ante la burla de muchos por los grotescos rasgos que  pintó la octogenaria.

 

El fresco original mostraba a Cristo con una corona de espinas antes de la crucifixión, un pasaje conocido como Ecce Homo, ¡He aquí el hombre!, palabras pronunciadas por Poncio Pilato al presentar a Jesús ante la multitud que pedía su muerte.

 

La lucha por derechos de propiedad

 

El mercadeo que se generó a raíz del intento de restauración lo vuelve un caso único. Sin antecedentes en la jurisprudencia española,  Antonio Carreras Rivera, defensa de Cecilia, asegura que no se sabe a ciencia cierta a quién pertenecen los derechos de la obra.

 

“Estamos estudiando qué derecho nos pertenece˝. En el caso de que tuviéramos derecho a percibir una compensación económica se destinaría a fines benéficos, agregó Carreras. “Cecilia no quiere lucrar”.

 

Si se determina que Giménez tiene derechos, podría haber reacciones que irían por el camino de la demanda “por daños y perjuicios”, advierte el litigante. “No vamos a permitir que terceras personas, marcas comerciales, lucren a costa de Cecilia”.

 

Por su parte, el alcalde de Borja, en Zaragoza, Francisco Arilla, ha dicho que no está claro quién tomará esta determinación. “Por las consultas que hemos hecho, no se sabe qué jueces podrían decidir, y aquí es donde hay que tomar una decisión salomónica”, explicó el también presidente de la Fundación Sancti Spiritus, propietaria de la sede de la ermita del Santuario de la Misericordia, donde está el fresco.

 

La fundación registró la pintura original con la marca “Eccehomo Borja”, para evitar un uso indebido de la imagen original. Aún falta por registrar la célebre versión de Giménez tras la restauración.

 

(Foto: Especial)

 

A euro la entrada

 

Borja ha conseguido más reconocimiento por este acontecimiento que por su vino, su castillo del siglo XII o las pinturas rupestres de la Cueva del Moncín, declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

Ha visto multiplicarse la llegada de visitantes. Tres mil personas a la semana hacen fila para ver al “Ecce Mono”, por lo que la iglesia está abierta 10 horas al día. Así entre  los curiosos se han volcado turistas de Alemania, Japón, Argentina y Cuba, entre otros.

 

Ante este arribo masivo, el patronato y fundación que resguardan el fresco y son dueños del edificio El Caserón, donde se encuentra el hospicio de ancianos y la iglesia, decidió cobrar un euro a cada visitante.

 

“La fundación se vio obligada a contratar personal seguridad y mantenimiento. Tenemos que sufragar esos gastos. Si no hiciéramos esto no nos quedaría más remedio que cerrar la iglesia”, señalaron.

 

(Foto: EFE)

 

“Ecce vino”

 

Entrado el mes de septiembre, el pequeño negocio familiar Bodegas Ruberte, lanzó “El Eccehomo de Ruberte”, línea de 5 mil botellas de vino de garnacha, cosecha de 2011, con la imagen “redibujada” del trabajo de Cecilia Giménez en la etiqueta.

 

Cada unidad cuesta cerca de 12 dólares, 155 pesos mexicanos. A decir del propietario, se han vendido 800 botellas y destinarán dos euros de cada venta a lo que la señora Cecilia y la Fundación Sancti Sipiritus “crean conveniente”.

 

Susana Rubert, gerente de la empresa dijo que pidió autorización a la fundación para usar imagen. “Si en un momento determinado tenemos que hacer algo, consultaré con un abogado. Nuestra voluntad desde el principio ha sido colaborar”.

(Foto: Especial)

Incluso, esta semana Bodegas Aragonesas  lanzó dos variedades más de vino con la etiqueta Ecce Homo. Estos son también de uva garnacha, de 2009 y 2011.

Camisetas y apps

 

El comercio por internet no pudo esperar más. Diversas empresas de ventas en línea sacaron camisetas con la imagen de la obra restaurada.

 

También hay aplicaciones para hacer una restauración ‘al gusto’ del Ecce Homo, una de ellas es la de NineOnApp, que superó las mil descargas en los primeros dos días.

 

El portal de La Tostadora, puso a la venta camisetas y bolsos con el estampado, a precios de 16 a 23 dólares, es decir entre 207 y 296 pesos mexicanos.

 

También la Memetienda, una empresa de mercadeo por internet, ha vendido 200 camisetas a 17.95 dólares por pieza, unos 232 pesos. “Como tenemos mucho público –de 7 mil a 10 mil visitas diarias– trabajamos también con temas virales”, dijo Alejandro Tárrega, encargado de la tienda.

 

Pero añadió que ha pasado de moda y “ya prácticamente no se vende”. Considera que una demanda no les daría “mucho a cuenta” de los afectados.

 

(Foto: Especial)

 

 

 

(Foto: Especial)