DAMASCO. La violencia volvió ayer a golpear con dureza la ciudad de Alepo (norte), capital económica de Siria, donde al menos 33 personas murieron y decenas resultaron heridas en varias explosiones en el centro de la ciudad, cuyo control se disputan los rebeldes y las fuerzas del régimen.

 

Sobre las 07:25 hora local se registraron las primeras explosiones en la céntrica plaza de Saad Alá al Yabri, cerca del Club de Oficiales y controlada por los efectivos gubernamentales.

 

La agencia de noticias oficial siria, Sana, precisó que dos coches bomba fueron detonados por “terroristas suicidas” en las proximidades del hotel Al Nadi al Siahi, situado en esa plaza, que fue atacada poco después con proyectiles de mortero.

 

Tras este ataque, tres supuestos suicidas, vestidos con uniformes militares y con cinturones de explosivos, intentaron irrumpir en la plaza por su parte norte, pero fueron abatidos por las fuerzas del orden.

 

La televisión oficial siria mostró imágenes de los cuerpos inertes de dos de los supuestos atacantes, que yacían en el suelo rodeados por efectivos gubernamentales.

 

Un tercer coche bomba estalló en el área de Tachmil Masharq, donde no se registraron víctimas.

 

Activistas opositores apuntaron que esa plaza era una de las bases de operaciones de las tropas del régimen, donde mantenían retenidos a los rebeldes que capturaban.

 

De acuerdo a su versión, las víctimas son efectivos gubernamentales, lo que contrasta con la del régimen, que sostiene que entre los muertos figuran mujeres y menores.

 

El Parlamento sirio se apresuró a condenar este ataque, que calificó de “terrorista”: “Alepo se despertó hoy con un crimen atroz, ya que este horrible ataque terrorista tuvo como blanco civiles”, dijo su presidente, Mohamed Yihad al Laham.

 

Por el momento, ningún grupo ha reivindicado de forma oficial el ataque, aunque rebeldes vinculados con el llamado Frente al Nusra, que se ha atribuido en los últimos meses varios atentados suicidas en Siria, aseguran que este grupo asume la autoría.

 

Turquía afirma haber bombardeado Siria en represalia por un ataque con obús lanzado desde el país árabe que mató a cinco personas en un pueblo turco cercano a la frontera.

 

“Nuestras Fuerzas Armadas, siguiendo las reglas de conflicto, han bombardeado objetivos en Siria, tras determinar mediante el radar desde donde dispararon”, asegura un comunicado de la oficina del primer ministro de Turquía.

 

Horas antes el viceprimer ministro turco, Bülent Arinç, declaró habría represalias por el ataque, amparándose en la OTAN.

 

“Esto exige una represalia según el derecho internacional. Es la gota que colma el vaso y aplicaremos represalias”, aseguró Arinç.

 

El artículo 5 del Tratado de la Organización del Tratado del Atlántico Norte prevé la defensa colectiva ante un ataque contra uno de sus miembros.EFE