La inflamación persistente de un ganglio de la parte superior del cuerpo, que se puede sentir como una “bolita” en el cuello, la zona de la clavícula, axilas o ingle podría ser un indicio de linfoma, que representa la tercera causa de muerte por cáncer entre niños y adultos en el país.

 

Los linfomas son tumores malignos que se desarrollan en el sistema linfático, uno de los más importantes del cuerpo que tiene entre sus funciones la de filtrar los microbios que causan enfermedades, producir glóbulos blancos y anticuerpos, entre otras.

 

Como ocurre con otros tipos de cáncer, sus síntomas pueden fácilmente confundirse con los de otras enfermedades menos graves como la gripe y otras infecciones, ya que además de la hinchazón indolora en los ganglios, pueden presentarse signos como fiebre, especialmente por la noche, escalofríos, pérdida de apetito y peso por causa inexplicable, tos persistente, inflamación de las amígdalas o dolor de cabeza.

 

De acuerdo con reportes de la Secretaría de Salud, este padecimiento se divide en dos tipos: el linfoma  de Hodgkin y el de no Hodgkin. El primero es más común en niños de entre seis y 10 años, mientras que el segundo ataca a los adultos, principalmente a hombres mayores de 60 años.

 

El linfoma de Hodgkin es curable si se detecta a tiempo en los menores, quienes tienen una probabilidad de supervivencia de 70% si acuden a quimioterapia, explicó Rocío Cárdenas, jefa del Servicio de Oncología del Instituto Nacional de Pediatría.

 

La especialista afirmó que si bien el número de menores diagnosticados con Hodgkin aumentó esto se debe al mejor diagnóstico de los médicos, pero todavía no hay una estadística nacional de cuántos niños padecen esta enfermedad.

 

En el caso de ese instituto, mencionó que atiende 25 nuevos casos cada año, un número alto para la edad que tienen los niños y el tipo de enfermedad, subrayó Cárdenas.

 

En el caso del no Hodgkin, el tratamiento es más difícil, ya que el tumor cancerígeno crece a un tamaño desproporcionado que es más complejo de retirar. Los adultos tienen 30% de probabilidades de sobrevivir a un cáncer y no responden tan bien como los niños a la quimioterapia, pero se puede alargar la vida con el tratamiento adecuado.