En los últimos dos meses la Comisión Nacional Bancaria y de Valores autorizó la creación de cuatro nuevos bancos de nicho: Banco Bicentenario, Agrofinanzas, Banco Forjadores, y Banco PagaTodo que se suman a los 42 bancos que ya operan en el país.

 

Lo interesante de estas últimas cuatro autorizaciones es que todos ellos serán bancos con un objeto social acotado, es decir, que atenderán un nicho específico de mercado y, en algunos casos, una región en particular del país; y tres, de los cuatro casos, serán entidades bancarias producto de una experiencia previa como sociedad financiera de objeto múltiple, o de una unión de crédito, como es el caso de Banco Bicentenario.

 

Sin embargo, de los cuatro nuevos bancos autorizados hay un caso particular, que amerita atención no sólo por ser una nueva entidad extranjera que viene a competir en el mercado mexicano en un nicho sensible, sino por su ya exitosa trayectoria en su país de origen.

 

Y me refiero a lo que será el Banco Forjadores, que preside Luis Alberto Ovalle Gates, una vez que los accionistas cumplan con los requisitos que establece la CNBV para iniciar operaciones, lo que podría darse hacia los primeros meses del siguiente año.

 

El Banco Forjadores pertenece mayoritariamente (más de 90%) al Grupo ACP, una entidad financiera privada de Perú con más de 42 años de vida, pionera en las microfinanzas en el país andino y líder de este mercado con Mi Banco que es el quinto banco de Perú por su cartera de créditos. Además de México y Perú, ACP tiene presencia en Uruguay, Argentina, Paraguay, Bolivia, El Salvador y Guatemala, además de una alianza en Brasil, en negocios relativos a las microfinanzas, microseguros, y servicios de formación, capacitación, comunicaciones y vivienda para los pequeños y medianos emprendedores. Un segmento que en América Latina tiene un enorme potencial de crecimiento futuro alentado por la buena marcha macroeconómica en la mayoría de estos países y por los flujos de capitales, públicos y privados, que están llegando a la región.

 

México es un mercado natural para un proyecto así. Con más de 30% de la población ocupada que labora en la informalidad, con bajos niveles de bancarización en relación a la región, con más de 11 millones de mexicanos aún fuera del sistema bancario, y con un potencial promisorio para el emprendimiento de pequeños negocios, el objetivo de mercado para Banco Forjadores pareciera estar al alcance.

 

Forjadores es el primer banco latinoamericano autorizado a incursionar en el mercado mexicano y también será el competidor natural del Banco Compartamos, que preside Álvaro Rodríguez Arregui, y que ha hecho una exitosa labor en los últimos años en el nicho de las microfinanzas.

 

Quizá 46 bancos operando pudieran parecer demasiados para un mercado como el mexicano. Pero no es así. No sólo porque las oportunidades aún son muchas, sino porque los consumidores de servicios financieros no han palpado fehacientemente los beneficios de más de cuatro decenas de bancos operando en el país.

 

La competencia bancaria en México aún está en pañales en sectores y regiones específicas y por eso es bienvenida la presencia de estos cuatro, y los que vengan; más aún en ámbitos como el de los emprendedores, de los jóvenes, de las mujeres, del capital de riesgo, o del campo, que la gran banca europea y estadunidense han hecho a un lado.

 

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