Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno del Distrito Federal, se despidió de la ciudadanía con la advertencia de que va por la victoria en 2018 para cambiar al fin el rumbo de México.

 

“Lo que sigue es defender a la ciudad y los intereses mayoritarios; sigue, amigas y amigos, preparar día a día, con paciencia y perseverancia, la contienda que habrá de venir en 2018, para obtener la victoria y cambiar al fin el rumbo de México”, dijo Ebrard ante sus amigos, gobernadores, empresarios, políticos, diputados, delegados electos y acarreados, beneficiarios de sus programas sociales agrupados en la Red Ángel.

 

Al realizar su último “informe ciudadano”, en el Auditorio Nacional, Ebrard se comprometió a trabajar en la unidad de las fuerzas progresistas para demostrar que los logros de la Ciudad de México pueden replicarse en el país.

 

“Lo que sigue es seguir luchando por lo que hemos creído, lo que sigue es mostrar que aquello que se ha logrado aquí puede generalizarse en el país, lo que sigue es trabajar por la unidad de las fuerzas progresistas”, dijo frente a la dirigentes nacionales del PRD, Jesús Zambrano, presidente, y Alejandro Sánchez Camacho, secretario general, quienes representan a las tribus mayoritarias Nueva Izquierda e Izquierda Democrática Nacional, respectivamente.

 

Sin embargo, Marcelo Ebrard, quien en 2011 vio frustrado su proyecto presidencial al ser derrotado en una encuesta ciudadana por Andrés Manuel López Obrador, reconoció que el camino a 2018 será complicado.

 

“Lo sé; (sigue) una larga, importante y difícil tarea política para que en 2018 pueda yo participar como candidato y ahí nos encontremos todos”, afirmó, y sus invitados de lujo, Miguel Ángel Mancera, jefe de gobierno electo en el DF, y el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, aplaudieron.

 

Cerca de las 11 de la mañana, el Auditorio, con capacidad para 10 mil personas, lucía lleno.

 

Empero, antes de la llegada de Ebrard, la plaza era de Mancera, a quien le llovían los flashes de las cámaras y perseguían las miradas de los asistentes. En 15 minutos no se dio abasto para fotografiarse con los invitados especiales del jefe de gobierno.

 

Más tarde llegaría Ebrard, del brazo de su esposa, Rosalinda Bueso, enfundada en un vestido rosa mexicano, sonriendo a sus invitados, sus funcionarios, los empresarios cercanos al gobierno de la capital del país en los últimos seis años, como Héctor Slim, director general de Telmex, quien coadyuvó a digitalizar las primarias de la ciudad.

 

Ebrard siguió su paso sonriente, pero haría un alto a la mitad de la fila para ubicarse en su lugar sin saludar a su sucesor, Miguel Ángel Mancera, quien aguardaba en la butaca siguiente junto a Marcela Gómez Zalce, titular de la Oficina de la Jefatura de Gobierno del DF.

 

El reconocimiento a Mancera vendría después, al iniciar el discurso de su último “informe ciudadano” y al destacar los logros de su administración en materia se seguridad pública:

 

“Estoy seguro, confiado, optimista sobre el futuro, porque el próximo jefe de Gobierno fue partícipe de estas estrategias. Entonces, le deseo el mayor de los éxitos al doctor Mancera en esta tarea”.

 

Los aplausos y ovaciones para el sucesor de Ebrard no se hicieron esperar.

 

Marcelo Ebrard lucía contento y desenfadado, por eso no dudo en reiterar su reconocimiento al presidente Felipe Calderón por otorgar dos mil millones de pesos para concluir la Línea 12 del Metro.

 

“Nunca he sido un hombre mezquino”, diría Ebrard, y repetiría sus mejores logros en seis años para dar paso a la música del tenor Fernando de la Mora y convivir unos momentos con sus invitados al último informe de labores como jefe de Gobierno del DF.