Al incremento de las importaciones de granos en los últimos 17 años, que pasó de 12% a 32% en el caso del maíz, se suma la sequía del año pasado, que redujo a la mitad la producción de este grano, lo que coloca a México en una situación de vulnerabilidad alimentaria para garantizar el abasto de alimentos a la población.

 

Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) señalan que las importaciones de maíz aumentaron 20 puntos porcentuales de 1994 a 2011. En ese mismo lapso, las importaciones de trigo pasaron de 28% a 42% de lo que se consume a nivel nacional.

 

“Desde el Tratado de Libre Comercio en 1994, México dejó de tener independencia alimentaria, dejó de producir los granos que necesitaba y comenzó a importarlos”, aseguró Eugenio Cedillo, investigador y profesor de la licenciatura de Planificación para el Desarrollo Agropecuario de la UNAM.

 

Julieta Ponce, directora del Centro de Orientación Alimentaria, recordó que ese tratado abrió la puerta a los productores estadounidenses y afectó al campo mexicano. Hasta mediados de los años 80, México producía suficiente maíz y frijol para consumo, sin embargo, esto se terminó con dicho tratado.

 

Si bien en dicho lapso la producción de granos en el país se incremento también lo hicieron las importaciones. El mismo Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de la Sagarpa indica que desde 2000 el porcentaje de importaciones de granos y oleaginosas se mantiene en 37% promedio, pero entre 2005 y 2007 llegó a 40%, por la crisis alimentaria que se vivió en esos años en México y en todo el mundo.

 

La sequía, coinciden los especialistas, fue un golpe duro a la seguridad alimentaria del país y redujo a la mitad la producción de granos necesarios para la producción de alimentos y para consumo humano.

 

 

El SIAP indica que en el año 2010 se produjeron 1.1 millones de toneladas de frijol y 23.3 millones de toneladas de maíz; al año siguiente se tuvo una disponibilidad de 567 mil toneladas de frijol y 16.7 millones de maíz.

 

Hasta julio de 2012, la producción estaba en 267 mil toneladas de frijol y 5.4 millones de maíz.

 

Los fenómenos climatológicos y los precios mantienen frágil la seguridad alimentaria del país y podría extenderse durante cinco años más, advirtió Wilhelmus Gerardus Janssen, especialista agrícola principal para América Latina del Banco Mundial.

 

El alza de los precios a nivel internacional impacta directamente en la dependencia que tiene México. Datos del Banco Mundial indican que los precios tuvieron un alza de hasta 10% en 2010, el año siguiente se estabilizaron y se redujeron, pero en lo que va de 2012 se registra ya un incremento de 6%.

 

Esto se ve reflejado en los precios a los consumidores finales, quienes tienen que desembolsar 10% sobre el precio del producto para cubrir las importaciones que hace el gobierno porque el campo no cubre la demanda, aseguró David Lozano, investigador del Centro de Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía de la UNAM.

 

Al respecto, Marco Antonio Castañeda, investigador de la licenciatura de Planificación para el Desarrollo Agropecuario de la UNAM, aseguró que si bien México tendrá alimentos suficientes gracias a las importaciones, los precios podrían incrementarse a tal grado que la gente no pueda adquirirlos y comiencen a caducar en los almacenes.

 

En enero de este año, Emilio Romero Polanco, del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, advirtió que 2.5 millones de mexicanos están en riesgo de padecer hambruna si el gobierno no atiende el déficit de producción de granos y carne que se hay a raíz de la sequía.