Imaginemos que un ciudadano cualquiera le dice a Hacienda, “para mí, es inaceptable pagar impuestos”. Pues, con la pena, pero tendrá que pagar, o enfrentar las consecuencias que pueden ser hasta la cárcel. La obligación de pagar impuestos, (todo esto, claro, en teoría) es el resultado de uno de los miles de acuerdos del pacto social que nos permite convivir civilizadamente, y a los que llegaron los representantes de todos los sectores de la sociedad, que son los tres poderes.

 

Por ello, es inaceptable que las izquierdas descalifiquen un fallo del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Es inaceptable, desde el momento que decidieron participar en un proceso electoral con reglas, no sólo preestablecidas, sino aceptadas y convenidas por ellos mismos. Podrán alegar que hubo compra y coacción del voto, y todo lo que usted quiera, y hasta tener razón. Pero lo que no pueden, es desconocer el fallo de un tribunal al que previamente convinieron en acatar. Es frustrante para los derrotados, pero es el precio de la convivencia democrática.

 

La selección mexicana de futbol enfrentó a Argentina en el pasado mundial de Sudáfrica. Argentina hace un gol en un fuera de juego del tamaño de una catedral. El árbitro, en una evidente equivocación, lo da por bueno. Se reanuda el juego, cuando en la pantalla gigante, en la repetición, queda claro que el gol debió anularse. El propio árbitro se dio cuenta, pero no podía dar marcha atrás, porque, bien o mal, el reglamento, al que aceptaron sujetarse todos los miembros de FIFA, no permite cambiar una decisión arbitral una vez que el partido se haya reanudado. Fin de la historia. Alguna discreta protesta mexicana, pero se reconoció de inmediato que no había nada que hacer, porque participamos en ese torneo con el compromiso de RESPETAR LAS REGLAS.

 

¿Es tan difícil de entender? Costó miles de millones de pesos y el esfuerzo intachable de millones de mexicanos diseñar e implementar un proceso electoral lo más apegado posible a la justicia, con el aval y la participación de todos los partidos, cuyos mecanismos y candados permiten la impugnación y revisión de todos los escenarios imaginables. Y, en última instancia, acatar las decisiones que sobre esas diferencias, adoptara el Tribunal Electoral.

 

Bueno, pues el Tribunal ya decidió, por 7 votos contra 0, desechar el recurso de nulidad presentado por las izquierdas. Ya. Fin de la historia. No caben inconformidades ni recursos. La decisión es final, inapelable.

 

Lo que los radicales planean hacer, equivale a que la porra mexicana se fuera a Zürich a hacer un plantón y bloqueo frente a las instalaciones de FIFA. Además del ridículo internacional, en 10 minutos los sacan de ahí a manguerazos de agua helada. Pero aquí en México está bien; aquí nos gusta mucho hacerla de jamón.

 

El problema es que ya no hay tiempo. Es hora de olvidar la elección, y ponerse a trabajar en asuntos que mejoren la vida de los mexicanos, que para eso les pagamos a los políticos. Ya, señores y señoras, ya. Fin de la historia.

Y así.

 

P.D. Al instalarse las cámaras, la senadora electa Ana Gabriela Guevara, se equivocó de recinto, y se fue a San Lázaro. Su escaño es otro capricho de AMLO.

 

@jorgeberry