Las familias mexicanas optaron por redistribuir su gasto ante el aumento en los precios de los alimentos y servicios incluidos en la canasta básica. La alimentación sigue siendo la prioridad (ocupando cada vez una mayor proporción de los ingresos), seguida por la vivienda y el transporte, lo que ha dejando relegada la educación.

 

De acuerdo con el reporte Poder Adquisitivo del Salario y la Precarización del Nivel de Vida de los Trabajadores en México, 2012, realizado por el Centro de  Análisis Multidisciplinario de la Facultad de Economía, que será presentado esta semana, hace 12 años el gasto familiar se distribuía en alimentos, educación, vivienda, transporte, aseo y salud.

 

Hoy, después de la alimentación están la vivienda, el transporte, la educación, el aseo y la salud.

 

“Cuando la situación económica apremia y el gasto ya no alcanza, los mexicanos prefieren sacrificar otras cosas y la educación es una de ellas, por eso pasó al cuarto lugar en una década”, afirmó David Lozano, investigador del Centro y participante en la investigación.

 

La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI) no difiere mucho. Los reportes de 2000 y 2010 señalan que una tercera parte de los recursos se destina a la compra de alimentos, después al transporte, y en tercer lugar a la educación y esparcimiento.

 

Sin embargo, entre las dos encuestas hay un aumento de dos puntos porcentuales en el gasto en alimentos de 29 a 32%; en tanto el porcentaje destinado a vivienda pasó de 8.3 a 9.3% y en transporte de 17.7 a 18.5%, mientras que el destinado a educación pasó de 17 a 13%.

 

De igual forma, en el periodo referido por el INEGI se redujo el gasto en salud de 3.5 a 2.7% del ingreso familiar.

 

“Estimamos que la gente gasta 25 pesos diarios en salud cuando no se enferma, si no, los destina a otra cosa más importante. De allí también la proliferación de farmacias económicas y medicamentos genéricos”, comentó Lozano.

 

El especialista aseguró que esta redistribución del gasto será más notoria a partir de la próxima semana y en lo que queda del año, con el alza en los precios de todos los productos de la canasta básica.

 

El jueves pasado 24 HORAS dio a conocer que, a partir de hoy, y durante los siguientes cuatro meses alimentos como verduras, carne, huevo, leche, aceite, tortillas y pan tendrán un incremento de hasta 10% sobre su precio actual, debido al alza en los precios internacionales de los granos.

 

Por su parte, especialistas del Banco Mundial advirtieron que la sequía que azota a Estados Unidos y Rusia, así como el fenómeno de “El Niño”, mantendrán frágil la seguridad alimentaria en todo el mundo cinco años más, antes de que se logre un equilibrio entre la producción de alimentos y su demanda.

 

Ante la crisis que pronostica para el resto del año, el investigador del Centro de Atención Multidisciplinaria de la UNAM criticó que el salario mínimo sólo alcance para comprar una tercera parte los alimentos que se consumen diariamente.

 

Hasta abril de este año, el sueldo mínimo de un trabajador era de 62.33 pesos al día, pero requiere 160.68 pesos para poder consumir verduras, tortillas, pan, leche, huevo y carne. Aunado a lo anterior, estimaciones de los economistas indican que el costo podría llegar a los 190 pesos diarios, con el alza de los productos de consumo básico. Con esto, nueve millones de mexicanos no tendrán acceso a los alimentos básicos, ya que su sueldo no será suficiente.

 

Apenas el viernes pasado el presidente Felipe Calderón anunció que hasta diciembre próximo se mantendrá congelado el precio del maíz, harina de maíz y leche, que están en 5, 8 y 4.50 pesos, respectivamente, en las tiendas Liconsa y Diconsa, con el fin de proteger la economía familiar que ha sido perjudicada por el reciente incremento en el precio del huevo.