Carlos Romero Deschamps, el líder del sindicato de los petroleros, no opuso ninguna objeción para que Pemex sea capitalizado desde el sector privado. Sabe que el saneamiento de las finanzas de la paraestatal y la modificación del actual régimen de pensiones de los trabajadores, son condición para dar salida al grave problema de los abultados pasivos laborales que enfrenta la petrolera.

 

En varias ocasiones “el líder” -como se le conoce a Deschamps en los círculos políticos y petroleros- había enviado el mensaje de que no se opondría siempre y cuando se mantuvieran las condiciones ganadas por el sindicato en el contrato laboral, incluyendo aquellas prerrogativas para los actuales pensionados; se mantuviera la presencia de la cúpula sindical en la administración de la empresa y su influencia para dar el visto bueno en los puestos clave de Pemex y, además, se le ofreciera una senaduría en la siguiente legislatura.

 

Ya en los primeros meses de 2011 el presidente Felipe Calderón había abierto la negociación con “el líder” para sacar adelante una propuesta de modificación al actual régimen de pensiones de los trabajadores de Pemex en vísperas de la negociación del contrato colectivo de trabajo que cada tres años se realiza para estos efectos. Con esa intención, en enero del año pasado Calderón nombró a José Antonio Meade Kuribreña como secretario de Energía para hacerse cargo, principalmente, de estas negociaciones con el sindicato. El nuevo secretario se había destacado por sus habilidades negociadores y era ampliamente conocido por los priistas: Hijo del ex legislador y miembro del CEN del PRI, Dionisio Meade y García de León, cercano a Francisco Gil Díaz y a Agustín Carstens, con quien labora actualmente como director general de Relaciones Institucionales del Banco de México.

 

Pero las negociaciones fracasaron. Versiones apuntan a que el presidente Calderón no estuvo dispuesto a aceptar algunas condiciones solicitadas por “el líder”, por lo que el contrato colectivo se firmó sin grandes cambios. Otras versiones más dicen que Deschamps ya había decidido “encarecer” la negociación con Calderón para que éste le dejara el campo libre y así negociara con quien era ya el virtual candidato presidencial priista.

 

Con Peña Nieto, “el líder” obtuvo la senaduría por el PRI y el compromiso del entonces candidato de mantener prácticamente intactas las condiciones ganadas por el sindicato en el contrato colectivo, a cambio de revisar el régimen de pensiones de Pemex y de apoyar la transformación de la petrolera una vez que Peña Nieto arribara a la Presidencia, incluyendo la posibilidad de una capitalización de la paraestatal desde el sector privado.

 

De allí que para Enrique Peña Nieto el acuerdo con Romero Deschamps es estratégico para el arranque de su gobierno. Ni el escándalo desatado en plena campaña electoral en las páginas de Reforma por Paulina, la hija del líder petrolero, quien subió fotos a su página en Facebook mostrando las excentricidades y lujos que rodean a su familia, fue suficiente para que el candidato presidencial priista moviera un solo dedo que pusiera en riesgo el acuerdo.

 

Romero Deschamps y el sindicato petrolero apoyarán la “transformación” que Peña Nieto planea para Pemex porque ello también les significa mantener los privilegios de siempre.

 

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