Eliminar tratamientos especiales, un Impuesto Sobre la Renta (ISR) progresivo en el que paguen más los más ricos, una reforma hacendaria que no sea recaudatoria sino que etiquete el gasto es lo que se requiere para crecer, pero se tendrá que hacer con un pacto como el de La Moncloa, aseguró el vicepresidente de la Fundación Colosio, Francisco Suárez Dávila.

 

Economista de formación, ex subsecretario de Hacienda en el gobierno de Miguel de la Madrid, el segundo de a bordo del organismo priista señala que en el libro del candidato de su partido a la Presidencia, Enrique Peña, están las claves de su propuesta de reforma fiscal: ampliar la base de contribuyentes, abatir la informalidad, además de disminuir evasión y elusión fiscal.

 

Consciente de la polémica que genera hablar de un aumento al Impuesto al Valor Agregado o su aplicación de manera generalizada, señala que es complicado simplemente hablar de ese tema, y que Peña Nieto prometió estudiar cualquiera de las dos posibilidades.

 

“Es un tema que nos se puede ni mencionar, ya se convirtió en un tabú, los que quitaron el mito fueron Francisco Labastida y Manlio Fabio Beltrones porque plantearon un IVA parejo con una canasta básica. Ellos dicen que el subsidio mayor que se está dando en la tasa cero es para los ricos, 70% es para los más ricos, el de los más pobres es 2%, pero lo que pasa es que entramos en la teología y no se puede tocar, si alguien menciona ahorita el IVA le echa gasolina al fuego”.

 

Ante esas dificultades, cree que la manera de sacar adelante una reforma hacendaria es dejando claro que no se trata de recaudar para tener superávit sino para usarlo, e informar a los ciudadanos, si se va a usar en infraestructura, política social, o lo que corresponda. “Tiene que haber una gran motivación social que inspire a la gente a apoyar la medida, eso sí jala, hay que decir para qué va a servir”.

 

Un punto de capital importancia en cualquier reforma exitosa, dice el autor de Cuando el Estado se hizo banquero. Consecuencias de la nacionalización bancaria en México, es eliminar los regímenes especiales, que de acuerdo al diagnóstico del candidato priista representan entre cuatro y seis puntos del Producto Interno Bruto.

 

Quienes reciben esos beneficios fiscales, explica, son los productores agrícolas, los transportistas, los grupos empresariales que consolidan (que compensan las ganancias de una empresa con las pérdidas de otras), los consumidores de la frontera que pagan un IVA más bajo, las compañías que crédito al salario.

 

“Ese crédito no es al salario, es al empresario, porque al asalariado le llegan sólo cinco centavos. Otra cosa complicada es gravar prestaciones, todas esas son cosas especiales, ahí está todo el mundo, hay trabajadores que reciben parte de sus ingresos como prestaciones y así no pagan impuesto, también los bonos que reciben los altos funcionarios de las empresas”.

 

—¿Algún otro impuesto?

 

—Peña en su libro maneja tres cosas, una muy abiertamente, que creo que es muy importante, el ISR a las personas físicas tiene que ser progresivo y equitativo, ese es el gran tema, porque hacerlo progresivo, léase que paguen más los más ricos y que pague menos la clase media, es un tema que se discute en todo el mundo menos aquí.

 

—¿Cómo sería?

 

—En México pagan 30% desde los que ganan 23 mil pesos mensuales hasta el que gana 23 millones de pesos mensuales, si se incrementa hasta 37% a los de altos ingresos, los que reciban medio millón anual, se recaudaría más.