Ciudad del Vaticano. El Vaticano anunció hoy que el próximo lunes dará a conocer la primera sentencia en el proceso que sigue contra el ex mayordomo del Papa, Paolo Gabriele, acusado de robar documentos confidenciales del apartamento pontificio.

 

El portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, dijo que ese día se conocerá la determinación del juez Piero Antonio Bonnet de enviar a juicio o dejar en libertad al único imputado por el “vatileaks”.

 

Gabriele es acusado del delito de “robo agravado”, que según el código penal vigente en el Estado de la Ciudad del Vaticano (que en realidad pone en práctica un viejo código italiano) puede tener una pena de uno a ocho años de prisión.

 

El mayordomo se encuentra actualmente bajo el régimen de arresto domiciliario, luego de haber pasado 50 días detenido en una celda de seguridad de tres por tres metro, ubicada al interior del cuartel general de la Gendarmería Vaticana.

 

El pasado 23 de mayo fue arrestado luego del cateo cumplido por gendarmes dentro del departamento que comparte con su esposa y sus tres hijos en territorio vaticano. Allí fueron encontrados cientos de documentos confidenciales robados.

 

Durante su detención fue sometido a tres interrogatorios: en el primero de ellos no respondió a las preguntas de los investigadores por consejo de sus abogados Carlo Fusco y Cristiana Arru.

 

El último duró unas siete horas y salieron a relucir todos los detalles del “vatileaks”, escándalo que puso en crisis al gobierno central de la Iglesia católica por la publicación en la prensa de documentos sobre los asuntos más delicados del pontificado del Papa Benedicto XVI.

 

Paradójicamente el único delito que se imputa a Gabriele es el de “robo agravado”, nada ha trascendido aún sobre una posible imputación de delito relacionado con la otra fase de la fuga de noticias, es decir el pasaje entre el mayordomo y los periodistas.

 

Por lo pronto los abogados apuntan a una estrategia defensiva de contención intentando presentar a su asistido como un actor solitario, que robó los documentos con una “intención noble” y además carece de cómplices.

 

Así lo dejaron en claro el pasado 21 julio durante una conferencia de prensa en la sede de la Radio Vaticana, en la cual sostuvieron que su representado actuó “bajo estrés” y para “ayudar a la labor de limpieza de la Iglesia” impulsada por el Papa.

 

Esa versión pareció quedar acreditada el domingo pasado en un artículo del diario italiano “Corriere della Sera”, que sostuvo que Gabriele habría confesado ser “María”, como se llamó a la fuente que entregó los documentos a la base del libro “Su Santidad. Las cartas secretas de Benedicto XVI”.

 

El texto, del periodista italiano Gianluigi Nuzzi, sacó a la luz en mayo pasado decenas de informes confidenciales sobre los más diversos temas y agravó la crisis por el “vatileaks”, ya en curso desde enero cuando algunos reportes habían sido difundidos por otros medios.

 

Pero la tesis de un “traidor solitario” no convence a los observadores, especialmente a los vaticanistas, quienes no creen que la acción de un solo hombre haya podido provocar semejante escándalo.

 

En tanto, todos esperan la sentencia del juez, pero sobre todo las motivaciones tanto de él como del promotor de justicia (fiscla) del Vaticano, Nicola Picardi.

 

Picardi dedicará los próximos días a concluir la redacción de la requisitoria, es decir el pedido de enjuiciamiento de Gabriele.

 

Aunque se esperaba tener listo este documento para el 6 o 7 de agosto, el vencimiento se extendió hacia el fin de la semana.

 

Y es que tanto el fiscal como el juez Bonet desean ser extremadamente meticulosos en sus respectivos oficios, los cuales quedarán en la historia de la justicia vaticana.

 

Con la admisión de culpas de parte del mayordomo, anticipada por sus abogados, existen altas probabilidades que el imputado sea enviado a juicio. De realizarse, tendría lugar al menos hasta el próximo otoño, seguramente después de octubre.

 

Aunque todo dependerá del Papa, quien como suprema autoridad del Vaticano puede intervenir en cualquier momento y decretar el indulto, evitando así un proceso formal.

 

El obispo de Roma ya tiene una idea clara de los alcances del “vatileaks”, tras haber recibido en audiencia el pasado 26 de julio a la comisión independiente de tres cardenales, que investigó el caso por mandato suyo durante meses.

 

El presidente de esta comisión, Julián Herranz, recibió días antes una carta dirigida al pontífice, en la cual el mayordomo le pidió perdón por sus actos. Una misiva que ya se encuentra en el escritorio del Papa, quien tiene la última palabra.