El “error” de la escritora mexicana Elena Poniatovska, quien atribuyó a Jorge Luis Borges (1899-1986) la autoría del poema “Instantes” molestó a la viuda del autor María Kodama, quien lleva años desmintiendo esta versión, pero se descarta que ésta pudiera emprender alguna acción legal como ya lo hecho en otras ocasiones.

 

Miguel Capistrán, editor del libro Borges y México, dijo ayer en entrevista que el texto de Poniatowska “Un agnóstico que habla con Dios”, incluido desde la primera edición, sí molestó a Kodama, pero negó la posibilidad de una respuesta legal de su parte.

 

El yerro de la escritora mexicana Elena Poniatowska no es el primero que molesta a la viuda, desde hace varios años ha señalado que la autoría de “Instantes” corresponde a la estadounidense Nadine Stair; pese a ello de manera coloquial el poema se sigue atribuyendo al escritor argentino.

 

La nueva edición de dos mil ejemplares del libro sobre Borges -publicado por Random House Mondadori en su sello Lumen, que comenzó a ser retirado de las librerías mexicanas- fue presentada el martes en el Palacio de Bellas Artes como parte del ciclo de actividades que esta semana se realiza en México en torno al autor argentino.

 

Posteriormente, en un chat con lectores del diario El Universal, María Kodama calificó como un “error verdaderamente imposible de imaginar” el de la escritora Elena Poniatowska.

 

Para subsanar el “error”, la editorial Random House Mondadori, anunció que la publicación saldrá reeditada en dos semanas. Al respecto, Capistrán, el editor de la publicación dijo en entrevista que aún no se decide si será eliminado el texto completo de Poniatowska o sólo la parte en la que cita el poema.

 

“Soy el primero en lamentar” el incidente dijo ayer el también investigador, ensayista e historiador de las letras mexicanas, quien fue el responsable de haber traído a México al escritor argentino en 1973 y 1978, pero quien además manifestó su estima para Elena Poniatowska.

 

LA VIUDA TEMIBLE

 

En el ámbito editorial Kodama son varios los juicios emprendidos por la mujer que contrajo matrimonio con Borges en 1986, meses antes de que el escritor muriera. La viuda y albacea de autor presentó en 2011 una demanda contra el escritor y editor argentino Pablo Katchadjian por la publicación El Aleph engordado, sobre el cuento editado en 1949.

 

En esta versión Katchadjian agregó más de cinco mil palabras al texto de Borges. El autor había hecho algo similar antes con El Martín Fierro ordenado alfabéticamente.

 

Antes, entabló y ganó otra demanda contra la editorial Alfaguara, que se vio obligada a sacar del mercado todos los ejemplares del libro El Hacedor (de Borges). Remake, del escritor español Agustín Fernández Mallo, un homenaje que ella consideró un plagio.

 

 

 

CONTROVERSIA POR IMPRECISIONES

 

Elena Poniatowska ha ganado los premios Nacional de periodismo en tres ocasiones y el Fernando Benítez al periodismo cultural que entrega la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, pero las acusaciones de imprecisión en su trabajo no son nuevas.

 

En el número de “Nexos” correspondiente a octubre de 1997, Luis González de Alba, preso político en 1968, publicó un texto en el que revelaba que la escritora había tergiversado sus declaraciones y alterado los hechos reseñados en su libro La noche de Tlatelolco, que fueron tomados, con autorización de él, de su testimonias Los días y los años, ambos aparecidos en 1971.

 

El escritor decía que al leer un libro de Enrique Krauze dedicado a los presidentes de México revisó el capítulo dedicado a Gustavo Díaz Ordaz y encontró la narración de la marcha del silencio atribuida a él, pero cuyo vocabulario no reconocía porque decía “parecía que íbamos pisoteando toda la verborrea de los políticos, todos sus discursos, siempre los mismos, toda la demagogia, la retórica, el montonal de palabras que los hechos jamás respaldan, el chorro de mentiras”.

 

El escritor narra así su sensación: “enrojecí de vergüenza. ¿Así escribía yo? Sólo me faltó decir “el titipuchal”, el “buti”. Y luego eso de los pasos, pasos, pasos. Volví a enrojecer. Por suerte dudé. Busqué la cita en el libro de Krauze y descubrí que no hacía referencia a mi propio relato, Los días y los años, sino al de Elena Poniatowska, La noche de Tlatelolco. Una vez localizado el párrafo original en mi libro, de donde Elena lo pasó al suyo y luego lo tomaron los ayudantes de Krauze, vi con alivio que no dije nunca “pasos, pasos, pasos, el montonal, el chorro de mentiras”. Estoy traducido al poniatosko. Mi escritura es mucho más seca. También es menos simpática”.

 

González de Alba, conocido divulgador de la ciencia, señaló que en el libro clásico de Poniatowska había 28 citas, que daban más de 500 renglones, de su texto Los días y los años, pero el problema era que se atribuían a fuentes incorrectas y en todas ellas se había cambiado el lenguaje “hacia un sentido más cercano al que Elena cree popular”.

 

La reacción de la escritora nacida en Francia fue contundente, renunció al consejo editorial de “Nexos” por publicar lo que consideró un ataque; para González de Alba también hubo consecuencias, ya que su columna “La ciencia en la calle” fue excluida del periódico “La Jornada”, según su dicho, en reprimenda por el texto.

 

Podría decirse que el escritor ganó el duelo ya que su demanda original, que se corrigiera la edición de La noche de Tlatelolco, atribuyéndole los pasajes tomados de su obra, fue aceptada por Ediciones Era. González de Alba la llamó una solución civilizada.