Los boxeadores viven al borde del vértigo; se forjan golpe a golpe, entre las cuerdas y los guantes de sus oponentes que se estrellan en el rostro y el hígado para derribarlos a la lona en menos de 10 o 12 rounds. A través de las crónicas, reportajes, ensayos y poemas conocemos más acerca de los pugilistas que, de la noche a la mañana, lo pierden todo:  gloria,  dinero, amigos, mujeres, contratos, alabadores. Hay ejemplos de sombra de la decadencia de los peleadores.

 

Alejandro Toledo y Mary Carmen Ambriz han publicado la antología Historias del ring (Editorial Cal y Arena) que reúne 32 cuentos, ensayos, poemas, crónicas y reportajes de las más importantes plumas de la literatura mundial, entre los que se encuentran Ernest Hemingway, Norman Mailer, Julio Cortázar, Antonio Machado, Juan Villoro, Guillermo Cabrera Infante, Nicolás Guillén  Eliseo Alberto, Dashiell Hammet, Arthur Conan Doyle y Ricardo Garibay.

 

En México desde hace pocos años las televisoras han comenzado a levantar este deporte que fue noqueado por los payperview y el favoritismo hacia el futbol, dice Toledo; “están empezando a surgir nuevos boxeadores como Juan Manuel Márquez, aunque no hemos llegado todavía a esos grandes años de la época dorada. El pago por evento fue un invento que acabó con la afición y el acceso”

 

¿Cuándo se desterró la crónica boxística de los periódicos?

 

(Alejando Toledo) Una de las causas es que los editores decidieron que eran más importantes las fotos, por lo que debían publicarse textos más cortos y concisos. Ese fue el momento en que los diseñadores tomaron por asalto los medios y se nos dijo que teníamos que pensar en los lectores como la Generación Nintendo y se reprimió la crónica.

 

¿Hay signos de resurgimiento?

 

(AT) Hay algunos brotes, pero en este momento podemos decir que no hay buenas plumas que narren los hechos épicos del deporte con un conocimiento del lenguaje. Lo que vemos son estadísticas, números y algunos datos de historia, pero no una tendencia por la buena escritura. Los textos se encuentran más en el ámbito de la descripción. Las estadísticas son más importantes que el buen relato.

 

¿Cómo fue el proceso de selección de textos?

 

(Mary Carmen Ambriz) La relación box-literatura nos dio más material del que se puede quedar en el número especial de una revista, así que empezamos a recopilar todos los textos que encontrábamos sobre el tema desde 2005. A partir de 2006, el trabajo fue más formal, hasta llegar a las 800 páginas, pero el editor nos pidió que lo dejáramos en 400. En el libro está un escrito de Joyce Carol Oates, una mujer que escribió la novela Del boxeo y es interesante, ya que son pocas las que reflexionan y se meten tan de lleno en este deporte, es un ámbito casi dominado en su totalidad por los hombres.

 

¿La literatura es el mejor sparring?

 

(AT) Sí, la principal dificultad que tenía en mis años como cronista deportivo fue describir lo que veía y narrarlo bien; se requiere educación, un cambio en la mirada. Una ocasión fui a cubrir la pelea de Mike Tyson en Las Vegas; el combate duró unos 15 segundos y cuatro golpes, pero mis editores me pidieron que les mandara cuatro cuartillas sobre el combate y me daban de plazo dos horas. Así fue como busqué literatura que me ayudara a encontrar las palabras adecuadas para describir los rounds o la vida de un pugilista.

 

El gran Mohamed Ali se encuentra en las Historias del ring a través de un texto del mexicano Ramón Márquez, pues, explica la periodista cultural Mary Carmen Ambriz, refleja un común denominador de los boxeadores que viven de forma vertiginosa, éxitos rápidos sin darse cuenta de que también su caída también será inversamente proporcional.

 

Raúl Ratón Macías, el Chango Casanova, Púas Olivares se encuentran entre las 400 páginas para recordar al lector las viejas glorias de una época en qué México fue una potencia. En el texto no puede faltar el folclórico Don King presumiendo sus joyas, apuestas, sus años en prisión, los smoking de colores y, como escribe Norman Mailer, por supuesto, su “peinado afro como electrizado por un ascensor en perpetua caída”.

AMOR

 La regla es ésta:

dar lo absolutamente imprescindible.

obtener lo más,

nunca bajar la guardia,

meter el jab a tiempo,

no ceder,

y no pelear en corto,

no entregarse en ninguna circunstancia

ni cambiar golpes con la ceja herida;

jamás decir “te amo”, en serio,

al contrincante

Es el mejor camino

para ser eternamente desgraciado

y triunfador

sin riesgos aparentes-

Eduardo Lizalde

Tomado de  Historias del ring (Editorial Cal y Arena, 2012)